Coronavirus
Ante la falta de un plan, la hoja de ruta la tenemos que escribir juntos
Por Adriana Cáceres
Los problemas de comunicación y previsión del Gobierno causan mucha incertidumbre en el conjunto de la sociedad.

Hace más de 210 días que los argentinos tenemos un nuevo Gobierno Nacional, y más de la mitad de esos días los pasamos en cuarentena. Es así que en estos casi cuatro meses de aislamiento aún no está claro cómo ni cuándo iremos volviendo a la "normalidad", a la vez que los embates del COVID-19, como la angustia de la sociedad, aumentan con el paso del tiempo.

Está claro que la pandemia no vino con un manual de instrucciones, y si bien nuestro país tuvo la oportunidad de tomar como ejemplo las buenas prácticas que se han desarrollado en otras latitudes, es cierto que las condiciones epidemiológicas, sanitarias, económicas y sociales son específicas de cada una de las naciones.

Como lo prometió Mauricio Macri al dejar la presidencia, desde Juntos por el Cambio trabajamos como una oposición unida, constructiva y responsable. En este sentido, hemos acompañado la cuarentena estricta como medida urgente y de carácter excepcional, ya que la misma daba la posibilidad al Estado de disponer de un valioso tiempo que contribuya a mejorar la infraestructura de salud, aumentar el stock de insumos, capacitar al personal médico y analizar las características específicas del virus que circula por nuestro territorio. No obstante, las premisas de testeos masivos, análisis de trazabilidad del virus y asilamiento selectivo, que tan buenos resultados han dado en otras regiones del mundo, aún parecen una utopía en nuestro país.

Los problemas de comunicación y previsión causan mucha incertidumbre en el conjunto de la sociedad. Mientras que a fines de marzo el ministro de salud, Ginés González García, afirmaba que luego de implementar la cuarentena estricta se esperaría un pico de contagios de 250 mil para fines de mayo y que luego el número descendería considerablemente, nos encontramos al día de hoy con un panorama totalmente distinto al anunciado, el área metropolitana en cuarentena estricta, el aislamiento más prolongado del mundo, más de 83 mil casos y una de las tasas de testeo más bajas de la región.

En otras palabras, el Gobierno Nacional comenzó a presentar al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) como una cura, como una vacuna y no como lo que realmente debería ser, un espacio temporal para fortalecer, equipar y ampliar el sistema sanitario, demorando el pico de contagios para estar preparados e ir recuperando paulatinamente la cotidianidad .

La planificación debe contemplar tanto los aspectos sanitarios de la pandemia, como también un estudio profundo sobre las consecuencias económicas y sociales que dejará la misma, rompiendo con una falsa dicotomía que algunos sectores del oficialismo intentan plantear. Estas consecuencias ya han sido identificadas por diversos sectores productivos, que ven con preocupación la falta de respuestas por parte del Estado para evitar una crisis generalizada.

Por caso, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) estima que la pandemia provocará el cierre del 11% de las Pequeñas y Medianas Empresas de la Argentina (más de 70.000), y que para evitar que este número se duplique son necesarias medidas urgentes de implementación efectiva. Las Pymes constituyen el 70% de la totalidad de las fuentes de empleo, por lo que esta crisis pone en riesgo unos 250.000 puestos de trabajo que necesitarán de un Estado que tome las medidas adecuadas para lograr su preservación.

Además, los sectores profesionales y cuentapropistas están llegando a un límite. En la mayoría de los casos se trata de profesionales que, en el marco de la pandemia, carecen de la liquidez financiera suficiente, no ya para mantener sus actividades, sino para cumplir con sus gastos diarios. La desesperación por no poder llevar a un plato de comida al hogar, es un problema que hoy también afecta a sectores medios que inevitablemente caerán bajo la línea de pobreza.

En este contexto, el Gobierno Nacional ha dispuesto una serie de medidas que, si bien celebro, no han estado ajenas de dificultades en cuanto a su implementación y su objetivo está lejos de ser cumplido. La pregunta a más de 110 días de cuarentena es si el Gobierno Nacional cuenta con un plan y una hoja de ruta para asegurar la recuperación económica. El Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) ha contribuido a aliviar la carga salarial de las empresas, asegurando de esta forma que los trabajadores perciban sus haberes, sin embargo el 40% de las empresas que solicitó el beneficio, no logró ser incluida, dejando a muchos comerciantes sin ningún tipo de ayuda estatal.

El panorama a futuro no es alentador y esta crisis nos debe interpelar a todos los dirigentes del arco nacional. Es momento que la política se constituya en la herramienta que logre acercar distintas posiciones, en vías a lograr los consensos que promuevan el bienestar general. No podemos perder el horizonte y, desde la cercanía con la gente, tenemos que pensar en la nueva Argentina que se aproxima.

Es así que desde el Bloque PRO de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación presentamos casi mil proyectos, en su mayoría referidos a la salud, acción social y a la protección del empleo, logrando canalizar muchas de las demandas de la ciudadanía. Por otro lado, con respecto a la desarrollo económico y productivo de la post-pandemia, nuestro bloque ha presentado este mes un paquete de proyectos que ponen el foco en la pequeña y la mediana empresa, la construcción, el acceso a la vivienda, el sector inmobiliario, el empleo joven, el turismo, los comercios, las economías regionales, los jubilados y los sectores vulnerables, para ser debatidos con el resto de los bloques del Congreso y, entre todos, colaborar con el Poder Ejecutivo en la puesta en marcha de nuestro país.

El COVID-19 puso a prueba a todo el sistema político, sin dejar lugar alguno a la famosa "grieta" y, tal vez, acelerando los procesos de madurez política necesarios, mediante los cuales se logre hacer frente a esta problemática tan dura. No obstante, el Gobierno Nacional tiene que dejar de lado las improvisaciones en un tema tan sensible y abrirse al diálogo con quienes conformamos la oposición para, juntos, construir la salida a las crisis que estamos inmersos. La Argentina solo sale hacia adelante, unida.

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