Daniel Scioli promete $30 mil millones de dólares por año si es elegido presidente de la Nación. Su par Mauricio Macri anuncia el “plan de inversión en infraestructura más ambicioso” que haya visto la Argentina. Scioli asegura que él mismo va a ir a buscar las inversiones. Macri, por su parte, apuesta a la llegada de capitales extranjeros una vez que se resuelva el litigio con los holdouts. ¿Qué tan factible es la concreción de estas promesas de campaña? 

Por el efecto Macri en la bolsa, y las expectativas de cambios en la política económica,  la tasa interna de retorno de los bonos en dólares actualmente supera por poco al 7% anual. Mientras que las tasas en los países centrales están planchadas en niveles bajísimos. La Reserva Federal de los Estados Unidos pospuso la suba de las tasas de interés hasta que se recuperen los niveles de actividad e inflación. Y se espera que a mediados de diciembre suban a raíz del discurso de la semana pasada de Janet Yellen, la presidenta de la FED. 

La diferencia de tasas genera un atractivo especial para los inversores más audaces. Los economistas de ambos candidatos coinciden en que una vez que se normalicen las estadísticas oficiales y se llegue a un acuerdo con los holdouts, las calificaciones de la deuda argentina van a mejorar y el riesgo país va a disminuir. Y por lo tanto, van a ingresar capitales al país a una tasa mucho más accesible. ¿Pero de cuánto es la baja que auguran?

A raíz de la caída del precio de los commodities, las tasas de interés en los países vecinos vienen en alza. Desde que Brasil perdió el "investment grade" paga tasas en dólares que rondan el 5%. Argentina está en la misma situación en materia de calificación de deuda, pero con 504 puntos básicos de riesgo país (117 puntos por encima de Brasil) y un historial de defaults. "En el mejor escenario, estaríamos pagando algo menos del 6%" estipuló el economista Héctor Rubini en diálogo con LPO.

En el equipo de Cambiemos señalaron que ellos apuntan a un 6 o 7% de tasas de interés. Esta es prácticamente la misma que tenemos hoy a base de expectativas de cambio de políticas, pero aun con el cepo cambiario vigente, el conflicto con los holdouts pendiente y el tipo de cambio atrasado.

Incluso, analistas en el exterior desestiman la lluvia de dólares que prometen ambos candidatos. Señalan que hay instituciones inversoras que ya se han quemado con leche con los defaults argentinos y no van a elegir al país como destino de los fondos que administran. Rubini agrega que hay otras señales para los mercados extranjeros: "que el Deutsche Bank se esté yendo de la Argentina es un indicador de que las cosas no están tan bien como parecen".

Advierten que, aunque se reduzca el riesgo país, Argentina deberá competir con los demás países de la región por el acceso al financiamiento que provean los inversores que apunten a la región en una coyuntura de “flight to quality” por la caída sostenida de los precios internacionales de los commodities.  

"Y aun nadie dice ni cuáles son los instrumentos, la secuencia de su implementación ni quiénes son los recursos humanos que van a hacerse responsables por las políticas que lleven adelante." previene Rubini.

Para el economista es relevante que esos ingresos multimillonarios de dólares sean en forma de inversiones o préstamos de intraestructura y no de deuda externa pública: "El negocio intertemporal de adquirir deuda en dólares devaluando previamente no se comprende. ¿De dónde va a recaudar el Estado para juntar los pesos con los que cambiarlos por dólares para pagar capital e intereses? Ya tenemos la presión tributaria en un nivel récord y déficit fiscal. Solo queda bajar el gasto y eso implica conflictividad social."

Desde luego que no se habla en campaña de algunas cuestiones. No obstante, "Sería bueno que se expliciten cómo es que quieren atraer esas divisas porque los argumentos que dan  a veces rozan la magia o la metafísica" concluye Rubini.