A los tres objetivos energéticos que figuran en la agenda de la misión oficial a Rusia y que giran en torno a la hidroeléctrica Chihuido, una nueva central nuclear y el desarrollo de Vaca Muerta se habría sumado en los últimos días otra iniciativa en el sector eléctrico que tiene como principales beneficiarios al candidato presidencial Daniel Scioli y a Electroingenería, la empresa cordobesa que conducen los empresarios K, Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta.
Se trata de un acuerdo de financiamiento para poner en marcha las obras de modernización de la usina térmica marplatense “9 de Julio” que la provincia de Buenos Aires ha intentado concretar, hasta ahora sin éxito, desde principios de 2009.
De llegar a buen puerto las negociaciones que llevarán adelante los funcionarios de Planificación y Economía, la repotenciación de la central bonaerense quedaría en manos de la sociedad conformada por Electroingeniería y el grupo ruso Inter RAO.
El holding energético ruso—que opera un parque de 80.000 MW térmicos e hidraúlicos que es casi cuatro veces más grande todo el sistema de generación local—aportaría las turbinas y los equipos de generación y el 85% de los US$ 400 millones que demanda la inversión prevista en la central atlántica.
La encargada de financiar las obras sería la VNESHECONOMBANAK (Corporación Estatal Banco de Desarrollo y Comercio Exterior) con un préstamo a una década de plazo y un período de gracia de tres años.
El esquema en juego contemplaría una autorización de la Nación para que la provincia tome el crédito externo con una doble garantía dada por el contrato de venta de energía de la central a la CAMMESA y la afectación de una parte de la coparticipación federal.
Actualmente la usina “9 de Julio” –que se encuentra asentada en las adyacencias del puerto de Mar del Plata—tiene una potencia instalada de 151 MW. Cuenta con 5 máquinas turbogas y otros 2 turbovapor que tienen más de 40 años de antigüedad y que funcionan con gas natural y combustibles líquidos. El proyecto en danza apunta a modernizar la central y ampliar la capacidad de generación hasta los 250 MW con un ciclo combinado compuesto por nuevas turbinas de gas y vapor.
La participación de Electroingeniería en el negocio se debe a que lideró el consorcio que había quedado en el primer lugar en la licitación de las obras que tuvo lugar en 2009.
Asociada con la firma rusa Saturn, la empresa de la dupla Ferreyra-Acosta había presentado una oferta que superó a la del consorcio integrado por Roggio y la española Sener. Pero, por los problemas financieros de la provincia y las deficiencias técnicas que tenían las turbinas rusas, la licitación quedó en la nebulosa.
Tras llegar a un acuerdo con Inter RAO para remplazar a Saturn, Electroingeniería logró reflotar la obra con un nuevo esquema de financiación que ahora debe pasar por el filtro de los máximos funcionarios de Argentina y Rusia.
En cuanto al resto de los objetivos energéticos que tiene la visita oficial de Cristina Kirchner a Moscú, se presentan tres situaciones bien diferenciadas.
Los avances más concretos se esperan por el lado de la central hidroeléctrica Chihuido. Las obras fueron adjudicadas a fines de 2014 a un consorcio encabezado por Helport, la constructora del grupo Eurnekian. La oferta ganadora arrimó un financiamiento por US$ 2.600 millones del Eximbank de Rusia, quedando la provisión de las turbinas y los equipos generadoras a cargo de las empresas Inter RAO y Power Machines.
Ahora lo que se firmará en el marco de la reunión entre Cristina Kirchner y Vladimir Putin es el “contrato de obra”. Cumplida esa etapa, los funcionarios del ministerio de Economía y del banco definirán la letra chica del “convenio de financiamiento” para que sea aprobado a mediados de año.
Para Moscú, tener cerrado el crédito e iniciar los trabajos en julio representaría un gran paso en su estrategia de convertirse en un nuevo proveedor regional de equipamientos energéticos .que puede competirle de igual a igual a China. En tanto, para la administración kirchnerista y las empresas locales la apuesta es comenzar la obra antes de las elecciones primarias de agosto para mostrarla como otro logro político y económico.
Por el lado del sector nuclear, lo que está en juego es la firma de un nuevo convenio de cooperación con la corporación Rosatom para avanzar con los estudios de factibilidad de una central atómica de tipo PWR de uranio enriquecido y agua liviana.
Este paso –que fue cuestionado por el grupo de los ex secretarios de Energía—está en línea con el acuerdo-marco que habían firmado el año pasado el ministro de Planificación, Julio De Vido con el titular de Rosatom, Sergei Kirienko durante la visita de Putin a Buenos Aires.
De todas maneras, para la construcción de una central atómica con tecnología rusa aún faltan varias instancias clave que demandarán, como mínimo, entre 18 y 24 meses de negociaciones si es que el próximo gobierno mantiene la actual política de alianza con Rusia.
En tanto, en el terreno petrolero la intención del titular de YPF, Miguel Galuccio es poder suscribir un “memorándum de entendimiento” con el gigante Gazprom para explorar los hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta. En caso de lograr un avance de ese tipo, se abrirá un período de 6 a 10 meses de negociaciones para ver si se llega a un “acuerdo comercial y productivo” como el que firmaron YPF y Chevron.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.
TODOS DESPRENDIDOS, LO HACEN POR EL PUEBLO!!!