La prestigiosa revista The New Yorker comparó a Cristina Kirchner con el ex dictador libio Muhamad Kadafi luego del escándalo internacional que desató la presidenta argentina al burlarse del acento de los chinos mientras durante su visita de Estado al país asiático.
Los medios más leídos del mundo no le perdonan a la Presidenta su polémico “chiste” por Twitter. Varios medios internacionales reflejaron el hecho, que calificaron de “racista” y “extremadamente ofensivo”.
Pero la revista The New Yorker fue más allá y en una nota titulada "Las desventuras de Cristina Kirchner en China" la comparó con Kadafi por lo que llama "una rigurosa campaña para convertirse en la jefa de Estado más excéntrica del hemisferio" y por la "torpeza" con la que se conduce en sus relaciones internacionales. Incluso, el artículo desliza que Cristina tendría alguna clase de "disfuncionalidad" mental.
El duro artículo escrito por el especialista en asuntos internacionales, Evan Osnos, hizo hincapié en las excentricidades de Cristina, especialmente cuando "estableció un nuevo récord de eficiencia de ofensividad racial con un tuit": "Más de 1000 asistentes al evento. ¿Serán todos de 'La Cámpola' y vinieron sólo por el aloz y el petlóleo?" In other words, she replaced R's with L's in "el arroz y el petróleo".
Respecto a este tuit, que caricaturizaba la forma de hablar español de los chinos, el periodista lo resumió de una manera tajante: "Se las arregló para insultar a un quinto de la humanidad en menos de 140 caracteres".
"El comentario de Kirchner del 'aloz y petlóleo' llegó pronto a la conciencia de los 1400 millones de chinos", explica el artículo, que luego reseña varias reacciones de ciudadanos chinos que dudaban del "coeficiente intelectual" de la Presidenta.
“Después de su declaración en Beijing, Kirchner trató de jugar con un tuit (...) pero, si bien es tentador pensar que ella puede estar sucumbiendo a las presiones del momento, ha habido señales por años de que Cristina estaría operando a media máquina”, agrega en referencia a su salud mental.
En ese sentido, el artículo recuerda los famosos cables diplomáticos expuestos por Wikileaks, en los que “los diplomáticos estadounidenses se preguntaban unos a otros para obtener información acerca del ‘estado mental’ de Cristina y si consumía algún medicamento. Ese año, Kirchner dijo, en broma que, le gustaría hacer desaparecer a varios de sus opositores políticos. Ella trató de retractarse, pero fue difícil en un país que aún trata de resolver su propia historia de desaparecidos políticos”.
La publicación también reproduce un apodo sobre Argentina creado entre los hombres de negocios: “Argentizuela”, por las similitudes en las políticas que los Kirchner tomaron de Venezuela. “Hasta hace poco, el comportamiento disfuncional de Kirchner llamaba la atención de poca gente. Pero, mes a mes, con su torpe hablar por hablar, ella está evolucionando más plenamente en una Chávez argentina que pone el poder antes de país, confunde la teoría de la conspiración con la política, y que se refiere a la economía y la diplomacia como un inconveniente”, señala la nota.
Y agrega: “Mucho antes de que se hiciera público el comportamiento de Kirchner por el caso del fiscal asesinado, ella ya había demostrado ser capaz de tomar incalculables malas decisiones”.
Osnos recordó las excentricidades del depuesto y asesinado líder libio Muhamad Kadafi. "En el mundo post Kadafi -esto es, en el que ningún jefe de Estado viaja con una carpa y demanda un lugar donde ponerla-, Kirchner puede competir por un nuevo estándar como la VIP más torpe del mundo", afirmó.
Y definió al kirchnerismo como "una mezcla de tragedia griega con ópera bufa" y criticó la “evolución hacia el chavismo” de Argentina en cuestiones económicas.
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Consta que le da la razón al Papa Francisco cuando dice que La Doctora debe llegar al final. Sólo que, para ayudarla mejor, corresponde acercarle en cinco meses la línea de llegada
Jorge Asís
Como dice Asís, vivimos en un gran siquiátrico. El problema es q quien lo dirige pareciera tener serios problemas de salud mental.