Julián de Diego
“Este año el salario va a perder un 10 por ciento”
Es uno de los abogados laboralistas mas reconocidos. Anuncia que el modelo sindical esta “herido de muerte”.

Conoció a la mayor parte de los sindicalistas que llevan 30 años en sus cargos cuando recién iniciaban su carrera. Abogado laboralista, disertante en foros empresarios y docente en universidades privadas, hoy conduce el estudio jurídico que contratan 1600 compañías de la Argentina y afirma que este año el salario va perder 10 puntos contra la inflación.

En su estudio de la Avenida Belgrano, donde abundan las fotos con gremialistas y funcionarios como Carlos Tomada, Julián De Diego actualiza todos los días la cartografía del nuevo poder gremial. Sostiene que el modelo sindical argentino está herido de muerte, que en la mayoría de las empresas las bases desbordaron a los dirigentes y que hoy la rebelión en los lugares de trabajo empieza con los delegados. Además advierte que -aunque despedir es caro para las firmas que asesora- la desocupación volverá a ser un problema hacia fin de año.

¿Por qué dice que viene un final de época de una conflictividad récord?

Porque se está abandonando la filosofía original que tenía el gobierno. Que toda persona que ganaba menos iba a ganar valor constante más y los que ganaban más tenían que ceder para eso. Todas las políticas que se desarrollaron exitosamente durante casi 10 años, en los últimos 15 meses se autodestruyeron. Con una inflación del 40 por ciento y paritarias que cerraron en torno al 30, este año el salario va a perder 10 puntos.

 “Este año el salario va a perder un 10 por ciento”

¿Qué está pasando con el empleo?

El país necesita 400 mil puestos de trabajo nuevos todos los años para mantener el nivel de empleo. Esos son los jóvenes que se incorporan al mercado cada año restadas las bajas que se producen por fallecimientos. Según el INDEC, si tomamos desempleo y los dos subempleos, demandante y no demandante, estamos en el 15 por ciento. Teniendo en cuenta que el gobierno entiende que la persona que recibe un subsidio social directo no es desocupado, tenemos alrededor de 4 millones de personas que tienen problemas de ingresos y de salarios.

¿Qué cree que va a pasar en los próximos seis meses y hasta el fin del gobierno de Cristina?

Un nivel de conflictividad altísimo, va a ir aumentando, va a ser selectivo. Para advertir la conflictividad, no hay que tener en cuenta los paros generales de Moyano sino los conflictos que hay adentro de cada compañía. Un deterioro claro del poder de compra de los asalariados potenciado por el reclamo al gobierno por el tema Ganancias. Si el desempleo supera el 10 por ciento, el gobierno se verá obligado a reimplantar la doble indemnización. Pero este gobierno va a hacer todo lo posible por disfrazar los números para no llegar a eso porque esta vez la responsabilidad es de los Kirchner y no heredada de nadie.

“El problema del desempleo va a crecer gradualmente, ahora estamos en la etapa del goteo”

Usted dijo que la desocupación va a volver a ser un problema a fin de año.

El problema va a crecer gradualmente. Todavía no hay despidos masivos, los despidos son puntuales. Cuando uno habla con las empresas, el 90 por ciento de las consultadas dice que no está tomando personal y muchos están haciendo lo que se llama goteo. El goteo es se me jubila una persona, no la repongo; renunció alguien, que lo cubra otro… Ahora además en lugar de achicar abajo, se achican las direcciones. El sueldo de un director pueden ser 40 sueldos de la base. Saco un director de cuatro y saco a los gerentes y subgerentes que tengo abajo del director. El ahorro es muy importante y me quedo con esas 40 personas entrenadas en el oficio, en la especialidad de la compañía.

Despedir es muy caro

¿Por qué las empresas actúan de esa manera?

Porque adaptan la estructura a un mercado que es cada vez más chico. Una persona de la base de la empresa hoy vale su sueldo, sus cargas sociales y la capacitación que le di. Esa capacitación, no es fácil de reponer. Son uno o dos años de entrenamiento, de posgrados, de maestrías.

¿Cómo funcionan los comités de crisis de las empresas?

Buscan reducir el impacto de la crisis. Toyota por ejemplo no tiene problemas de ventas pero la crisis pega en su periferia, en las autopartistas. Empresas que proveen a varias terminales a las que a su vez no les está yendo bien. Contra lo que se supone, la función de comité de crisis no es despedir, ni achicar, ni desarmar la estructura. Podría ser un recurso, pero es el último, no el primero. Despedir tiene un alto costo para la empresa: me quedo sin la mano de obra que capacité. Además, ¿cuánto tardo en recuperar los 20 sueldos que le pagué a la persona que tenía 20 años de antigüedad?

¿Por eso usted afirma que los trabajadores ya no son la variable de ajuste?

Hace mucho tiempo que ya no lo son. Lo fueron en la época de las privatizaciones porque las empresas tenían una sobrepoblación que el Estado usaba como recurso para cubrir el desempleo. Entel tenía 60 mil empleados y necesitaba 15 mil o 20 mil. Las telefónicas se quedaron con 8 mil cada una y servicios contratados.

La tercerización, un recurso muy usado.

La tercerización tuvo un boom que ya murió. Fue en la década del noventa. Empezó lo que se llama outsourcing que no tenía que ver con el corazón de la compañía. Pero entró en crisis porque se empezó a tercerizar todo. Se pasó del uso al abuso.

“La tercerización murió porque se empezó a tercerizar todo, se pasó del uso al abuso y los jueces se dieron cuenta”

¿Por qué dice que se revirtió ese proceso?

Los jueces se empezaron a dar cuenta de que la tercerización era en fraude de la ley. Había empresas que tenían miles de pasantes cumpliendo funciones de empleados. Los sindicatos, entre la ignorancia y la complacencia, no advirtieron el drama que se iba a producir cuando estos modelos se extendieran. Hoy el proceso está en crisis y revirtiéndose, las únicas tercerizaciones que quedan son las especializadas, vigilancia, limpieza, mantenimiento porque los salarios se actualizaron mucho en todos los casos.

La agonía del modelo sindical

¿Está convencido de que se acabó el modelo sindical único?

Estamos en el comienzo del fin. Perón lo instaló en 1944, enamorado del modelo de Mussolini, un sindicato por actividad y regulado por el Estado, que había conocido como agregado militar en Roma. En los tres meses siguientes, logró lo que toda la izquierda no pudo en 40 años: aguinaldo, equiparó el trabajo de la mujer con el del hombre, creó los tribunales de trabajo, creó el derecho laboral.

¿Es distinto el modelo en el resto de América Latina?

En el resto de América Latina, el Estado tiene una intervención secundaria. La OIT viene diciendo que la intervención del Estado en el manejo de los sindicatos impide que sean verdaderamente representativos de los intereses de los trabajadores. La ley 23.551, de 1988, se dicta para favorecer al sindicalismo. Alfonsín derrotado, un sindicalismo que le había puesto ya el pie encima y le había impuesto el ministro de Trabajo. Empezó a ser un modelo sindical casi monárquico: siempre ganaba el mismo dirigente y designaba a su sucesor antes de morirse.

 “Este año el salario va a perder un 10 por ciento”

“Estamos en el prinicipio del fin de un modelo sindical casi monárquico: Siempre gana el mismo y designa a su sucesor antes de morirse”

¿Qué pasó en los últimos 10 años?

Se mantuvo el modelo pero la que cambió fue la Corte Suprema. Hasta ahora había habido un complot entre los sindicatos, los gobiernos, los empresarios y los jueces para mantener el modelo. No se aplicaba la democracia sino la ley del gallinero, con estructura piramidal. ¿Quién se rebeló finalmente? El trabajador que al dirigente sindical lo veía en los diarios y no lo conocía, y sólo conocía a sus delegados. Arriba se van reciclando y se van manteniendo pero abajo nace la fuerza de oposición. Los ejemplos más claros son los metrodelegados en el Subte y la cantidad importante de sindicatos disidentes que aparecieron.

¿Por qué destaca el rol de la Corte?

A la Corte le llega en 2006, un caso de un sindicato que no tenía personería y quería elegir delegados. Y aprovecha para decir miren, la ley sindical argentina es inconstitucional porque viola el convenio 87 y 96 de la OIT, no asegura la democracia sindical, no asegura la libertad sindical individual que es afiliarse, desafiliarse y formar sus propias entidades sindicales. Y no asegura la libertad sindical colectiva, que es participar de la vida interna de los sindicatos, elegir y ser elegido, discutir los convenios y declarar la huelga. Con los fallos de la Corte, más las observaciones que ya venían de la OIT, por denuncias de la CTA y de ATE, el modelo empezó a minarse.

¿Qué está pasando ahora?

En este momento, en la mayoría de las empresas tenemos a las bases que no responden a sus dirigentes sindicales, que aprietan a sus delegados para que hagan su propio reclamo y a las cúpulas muy lejos de las bases. Entonces hoy hay varios grupos en la dirigencia tradicional que están planteando reformas para ver cómo hacer más transparente el sistema.

¿Los Gordos se sienten amenazados?

Si yo soy asesor empresario, a mí me conviene hablar con Cavalieri, uno solo, no con 18 Cavalieris. El sistema nuestro se llama unidad sindical y el que hay en la mayoría de los países es el de pluralidad sindical. Con el modelo sindical que se propone ahora puede haber varios sindicatos de cada actividad. Vamos hacia ese modelo.

El modelo se resquebrajó por arriba y por abajo.

Claro, arriba, la jurisprudencia de la Corte que partió al modelo en tres o cuatro pedazos. Ya hay varios artículos de la ley sindical que han sido declarados inconstitucionales por discriminar. El artículo 14 bis dice que los trabajadores tienen derecho a constituir un sindicato libre y democrático con el único requisito de la simple inscripción en un registro especial. Pero para constituir un sindicato en Argentina, hay que llevar un expediente de 10 tomos durante cinco años con todas las trabas y si uno no es amigo del gobierno, no consigue nunca la autorización para funcionar.

¿Cómo intervino el kirchnerismo en estos años?

El kirchnerismo mantuvo el modelo, creyendo que iba a consolidarse. Se equivocaron.

La rebelión de los jefes y los jóvenes

¿Qué pasa a nivel de las empresas?

En las empresas la sublevación es de la gente y de los delegados. Hoy la rebelión empieza con los delegados, que son los que pueden hablar y reclamar. Y la otra rebelión es la de los jefes. Porque los mandos medios no tienen sindicato. En la era K se crearon 2000 sindicatos, 600 son sindicatos de gerentes.

¿Qué quiere decir eso?

Quiere decir que las empresas abandonaron en gran parte la defensa de sus ejecutivos, a los que les pedían que se pongan la camiseta. El jerárquico se sindicalizó porque las empresas aumentaron los sueldos de la base y se olvidaron de los jefes. El subordinado hacía 10 horas extras y ganaba más que el jefe. Y ahora hay casos, como el petrolero, donde el personal jerárquico puede ser más fuerte que el sindicato de base porque se puede operar un campamento sin la base pero no sin los jefes.

Usted dijo en 2009 que había un estado de rebelión en el mundo laboral. Después la economía se recuperó y el kirchnerismo volvió a ganar…

Si, hay causas que tienen que ver con la coyuntura y causas que tienen que ver con las generaciones. Hay una generación en estado de rebelión, que no tiene interés en seguir trabajando siempre en el mismo lugar, que está mirando siempre oportunidades, que tiene otros valores, que quiere tener un descanso, tener su vida personal. Y si el trabajo le impide todo eso, es capaz de cambiar de trabajo, aunque gane menos. Los que dirigen las empresas son los viejos y los que tienen que operar son de la generación Y, que hoy ya llegan a 34 o 35 años. Quieren lugar para el esparcimiento, para reunirse y tomar algo y hablar, quieren un ambiente abierto y no oficinas cerradas. Hasta el diseño de las compañías está cambiando porque los conflictos son de una violencia inusitada cuando se desatan.

¿Esas nuevas generaciones se sindicalizan?

Hay una nueva generación de activistas de entre 18 y 25 años que tienen una clara orientación reivindicativa. Les gustan los grupos de afinidad y tienen la ventaja del mensaje de texto. Están unidos a través de un núcleo y se conectan para todo. Tenemos paros muy bien organizados que se han producido instantáneamente por mensaje de texto. “Esto llegó al límite, no nos están contestando, tenemos que parar, el sindicato no nos representa”. Y tuvimos que hablar con los grupos que representaban a las bases porque el sindicato no controla la situación.

El surgimiento de un sindicalismo de izquierda

¿Por qué cree que la izquierda le gana terreno al peronismo?

Por falta de protagonismo. Si el dirigente sindical no viene a defender tus intereses, buscás a alguien que te defiende. En general, el que vota a un delegado de izquierda no lo hace porque sea de izquierda sino porque está ahí, protesta, se sienta con la empresa, reclama y consigue algo mejor.

Las comisiones internas tienen ahora un protagonismo que antes no tenían.

Tenían mucho menos o estaban verticalizadas. Tenían el protagonismo que los sindicatos querían. Hoy tratan de tener relación con el sindicato, pero si el sindicato las ignora, se basan en el apoyo de las bases. Al comienzo de la era K, los representantes de los grupos de izquierda en las empresas prácticamente no existían. Había uno o dos, había que hacer un esfuerzo para encontrar alguno. Hoy en consumo masivo, está lleno de comisiones internas donde alguno de los integrantes pertenece a un grupo de izquierda.

 “Este año el salario va a perder un 10 por ciento”

"La alianza de Kirchner con Moyano fue muy negativa, llegó a 260 mil afiliados de manera totalmente ilegal. Cristina la rompió y negoció con todos los que habían estado con Menem, pero hoy al final del ciclo, el Gobierno está perdido" 

¿Qué es lo que le preocupa a las empresas de este panorama?

Que hoy negociar con Cavalieri, con West Ocampo o con Rodolfo Daer no es garantía de nada porque cuando uno va con esa negociación terminada a la empresa, le dicen “no, nosotros pedíamos otra cosa”.

¿Qué hace el gobierno frente a esta situación?

El gobierno a esta altura, en esta etapa de fin de ciclo, ya está perdido. Tomada es un ministro récord.

No queda claro si eso es bueno o es malo.

Desde el punto de vista profesional, es bueno porque el equipo del ministerio de Trabajo es muy profesional y previsible. Tomada y también la viceministra Noemí Rial tienen una responsabilidad muy importante en eso. Es una laja que hay que tratar de preservar. El defecto está en la faz política porque el ministerio cambió junto con el gobierno. Una etapa fue la de Néstor Kirchner, otra la de la crisis de Cristina con Moyano y esta es la de fin de ciclo. Hoy no tiene los recursos que tenía en 2008 para intervenir ante la crisis.

¿A quién benefició la ruptura de Moyano con el gobierno?

Esa alianza fue algo muy negativo porque Moyano llegó a 260 mil afiliados en forma totalmente ilegal. Es una alianza que rompió el frente sindical y postergó a los Gordos que habían sido protagonistas en la época de Menem.

Sin embargo, Gerardo Martínez, Cavalieri, West Ocampo, Pedraza, Lescano y Andrés Rodríguez se llevaron bien con el kirchnerismo

Los dirigentes sindicales dedican las 24 horas a explorar como se relacionan con el Estado primero y con las empresas después. Son sumamente hábiles y por algún lado siempre cuelan sus relaciones. Pero no hubo con ellos una alianza tan íntima como la de Néstor Kirchner con Moyano que rompió Cristina. Ella negoció con todos los que habían estado del lado de Menem, incluida la UOM. Tomada le reconstruyó la CGT con los sindicatos del menemismo. Y sumó a Pignanelli que es un ultracristinista.

“Tenemos que entender que estamos en democracia si seguimos usando reglas de la tiranía vamos a volver a equivocarnos ¿Cómo hago para neutralizar a los delegados: Mejorá las condiciones de trabajo, negociá, pero no les cortes la cabeza porque no es la solución”

En conflictos recientes como los de las autopartistas, vuelve aparecen la empresa, el sindicato y el gobierno en contra de los despedidos, que se identifican con la izquierda…

Coincido. De cara a la sociedad, apareció como un complot entre un sindicato oficialista y el gobierno unido a la empresa para sacar un grupo disidente. Son errores estratégicos que se cometen. Todos tenemos que pensar además que estamos en un país democrático y si seguimos usando reglas de las tiranías, vamos a volver a equivocarnos. Si los delegados son los que eligió el personal, cómo hace uno para neutralizarlos: mejorá las condiciones de trabajo, negociá, discutí, pero no les cortes la cabeza porque no es la solución. Hay recursos técnicos, judiciales y están las elecciones.

Usted dijo que hay sindicalistas que están leyendo esta situación de una manera más lúcida.


Algunos sí. Se dan cuenta de que si no hay una reforma importante del modelo sindical, el avance de otros grupos va a ser muy difícil de detener. Son los sindicalistas que hoy están entre los 40 y los 50 años, que ya están en la cúpula de los gremios, como Héctor Daer, de Sanidad, que viene bien de abajo y es un autodidacta. Están pensando en nuevos mecanismos, nuevos modelos, con mayor nivel de participación.

¿Lo ubica también a Facundo Moyano en esa línea?

Facundo y Hugo el abogado, los dos hermanos, son dos expresiones de esta generación joven, muy interesante. La visión de Pablo, que la respeto también, en cambio es más parecida a la del padre: prefiere llevar todo primero al conflicto y después al diálogo. Facundo y Hugo hijo tienen una personalidad muy parecida, bien formados, escuchan, analizan con mucha inteligencia los procesos. Van a dar que hablar en los próximos años. No parecen hijos de Hugo. Los dos me sorprenden. Es el mundo que tendría que venir, aunque nuestros candidatos a presidente dejen tanto que desear.

¿La clase política no está mirando este proceso, dice usted?

Nos encontramos por primera vez en una elección donde la mayoría de los candidatos son mediocres. En el managment suele decirse que todos crecemos hasta llegar hasta nuestro nivel de incompetencia. Un gobernador o un intendente puede ser exitoso o razonable pero en un lugar de estadista como tiene que ser el del Presidente hacen agua por todos lados. 

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  • 1
    krisnesh
    11/08/14
    08:37
    Entiendo que este también es un mal de la actual democracia política en la cual estamos viviendo como esclavos, porque los políticos, en su gran mayoría, psicópatas, sólo buscan encumbrarse en el parasitismo del poder, y transformarse en millonarios a costa del trabajo de otros. Por eso, con la democracia política no avanzamos. Las inversiones caen, la desocupación es altísima, el poder adquisitivo sigue siendo muy bajo, la inflación sigue vigente, y estructuralizándose cada vez más.

    Sólo la DEMOCRACIA ECONÓMICA, como explica el filósofo P.R. SARKAR, nos permitirá avanzar económica, social, culturalmente.

    Dejo link donde se puede leer en sus palabras, la explicación de lo indicado.

    http://prout-sarkar.blogspot.com.ar/
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