La negociación con los buitres quedó convertida en un nido de intrigas en el Gobierno y sumó un elemento más que curioso: Gustavo Cinosi, el supuesto dueño del Hotel de Pilar y cercano a Carlos Zannini, se apareció en el juzgado de Thomas Griesa sin que nadie supiera bien qué función cumplía.

Como explicó LPO, Cinosi tiene un estrecho vínculo con la embajada de Estados Unidos y se menciona como uno de los supuestos testaferros de Zannini, junto a Gerardo Ferreyra, dueño de la constructora Electroingeniería.

El secretario Legal y Técnico hace años que quiere introducirlo en el negocio del juego, para romper con el monopolio de Cristóbal López, protegido de Cristina Kirchner.

Por ahora esas intenciones sólo han logrado que se quede con la explotación del casino del Sheraton de Tucumán. 

Cinosi ya venía de avanzar en conversaciones con esa franquicia, que le permitieron quedarse con el coqueto Sheraton de Pilar.

Para lograrlo armó el denominado "Grupo Pilar", junto a exponentes del juego como Ricardo Glazman, relacionado a las empresas Bet Your Game y Argelink que opera el Bingo de ese municipio; y Alejandro Gravier, esposo de la modelo Valeria Mazza y vinculado con Alejandro Agag.

Junto a ellos se anotó para adquirir la filial de Codere y quiere un lugar en el Prode bancado y el juego online, las dos nuevas minas de oro del juego.

Su influencia no se limita a la diplomacia: tiene diálogo con el juez federal Ariel Lijo, el mismo que procesó a Amado Boudou por la quiebra de la ex Ciccone Calcográfica.

El vínculo alimenta el mito de la influencia del secretario general de Cristina en el hundimiento del vicepresidente.

Por lo pronto, Cinosi ayer estaba en New York siguiendo de cerca la negociación con los buitres, casi como un espía de Zannini. Al menos que alguien explique cuál era su función.

"No había manera que la negociación de los bancos saliera bien con Cinosi metido en el medio ¿Qué sabe de deuda?", afirmó a LPO uno de los operadores financieros que siguieron las negociaciones.