En la cúpula de La Cámpora empieza a crecer una convicción: El mejor candidato a presidente no es el entrerriano Sergio Urribarri ni ningún otro gobernador que le haga contrapeso al enemigo Daniel Scioli. El postulante ideal para representar la continuidad del “modelo” no es otro que el actual ministro de Economía, Axel Kicillof.
Los líderes de la agrupación de Máximo Kirchner afirman sin dudar que “el año que viene la economía va a mejorar” y evalúan que eso provocará que el electorado no sólo se vuelque hacia una opción kirchnerista, sino en especial al ministro de Economía.
Además, los jóvenes se entusiasman con el apoyo que creen percibir de ciertos sectores del establishment ante el fuerte ajuste ortodoxo que implementó Kicillof desde comienzos de año, que incluyó la devaluación, la quita de subsidios, el techo a las aparitarias, el acuerdo con Repsol y el reconocimiento de la inflación, entre otras medidas que venían reclamando los sectores financieros.
“Están contentos con la ortodoxia de Axel”, dijo en privado en los últimos días uno de los miembros de la cúpula de La Cámpora.
En la agrupación preferida de la Presidenta no consideran que una inflación estimada para este año superior al 30 por ciento, sea un obstáculo para proyectar a Kicillof como presidente.
Y en una jugada de manual del kirchnerismo, quien fue designado para comenzar con la instalación de la figura de Axel fue el incondicional diputado-piquetero Edgardo Depetri, que a principios de este año sumó a Kicillof como uno de los presidenciables del Frente para la Victoria, en una declaración que sonó desacompasada, pero que ahora se entiende.
“Los chicos quieren dejar el mejor testimonio del kirchnerismo y creen que Axel es el mejor ejemplo”, señaló a LPO una fuente que habla con ellos semanalmente.
Sin embargo, pese al entusiasmo de los jóvenes de la organización creada por Máximo Kirchner, el ministro de Economía tiene el principal problema que puede tener un candidato. Axel no sólo no tiene votos ni ningún examen previo en las urnas: tiene un alto índice de imagen negativa que incluso es mayor que su imagen positiva.
Según un sondeo de Management & Fit publicado por Clarín esta semana, Kicillof tiene un diferencial negativo del 17,8%, sólo superado por Amado Boudou, quien está acorralado por las denuncias, y que acumula el 37,7% de negativa en el diferencial.
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