La expresión de la economista y diputada Fernanda Vallejos acerca de que es una "maldición" ser un paÃs exportador de alimentos trajo todo tipo de crÃticas y cruces con otros economistas. La frase fue poco feliz, en especial, si se compara con la realidad de otros paÃses de ingresos medios que son importadores netos de alimentos. "Más bien, maldición serÃa tener que importar alimentos", dijo el profesor Héctor Rubini.
China, por ejemplo, está implementando una polÃtica de "Plato limpio" para reducir la cantidad de comida que su población deja en el plato cuando va a restaurantes y promover que en los hogares también se reduzcan los desperdicios. Los esfuerzos del Estado para aprovisionarse a tiempo de granos para consumo final y alimento de ganado en caso de que por una sequÃa o inundación falten los insumos básicos de la canasta alimentaria, se ven contrarrestados por la costumbre de servir platos en abundancia que terminan con sobras en la basura. Y eso preocupa al gobierno frente al cierre de exportaciones de arroz que hicieron en medio de la pandemia India y Vietnam.
Por eso, Guzmán enmendó los dichos de Fernanda Vallejos -una de las economistas que escucha Cristina- y aclaró en su exposición en la Universidad de Entre RÃos que "El aumento de los precios de lo que produce la economÃa argentina es obviamente positivo", aunque advirtió que "tenemos que trabajar para que no sea regresivo" y apeló al consenso con el sector privado. Nada dijo sobre el cierre de exportaciones de maÃz que dispuso Basterra y que quedó sin efecto.
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No es la primera vez que los lineamientos del Instituto Patria se cuelan en el programa de normalización de la macroeconomÃa de Guzmán y tensiona los objetivos. Pasó con las tarifas. Mientras el ministro plantea que se aumenten de forma que los subsidios no incrementen su participación en el déficit, la ex presidenta pidió más controles tarifarios. Y ahora también el objetivo de dinamizar las exportaciones entra en tensión con el control de precios y en lugar de mirar las causantes locales de la inflación de los alimentos, se pone el énfasis en la dinámica internacional de los precios.
Por eso, los dichos del ministro sobre la regresividad de la suba de las commodities recordaron a la última vez que este tema copó la agenda polÃtica nacional con las retenciones móviles que firmó el ex ministro Lousteau en el gobierno de Cristina y que derivó en el lock out de 2008.
El problema es que las medidas tradicionales para desacoplar los precios de los alimentos son en general de naturaleza impositiva y disuasiva de las exportaciones, precisamente para que de lo producido, sea más lo que se quede en el paÃs para el consumo interno. En el caso de la agricultura, también desalienta la producción en áreas marginales y redunda también en menor exportación. Es decir, a contramano de lo que busca Guzmán, que es incrementar las exportaciones y dinamizar la producción.
Con el agravante -que remarca Guzmán en cada una de sus presentaciones- de que se necesitan dólares para producir bienes industriales y que las importaciones suben por ascensor cuando la economÃa se reactiva y las exportaciones, por escalera.
Estrictamente, las declaraciones de Vallejos hacen referencia a que cuando mejoran los términos de intercambio y suben los precios de los commodities que Argentina exporta, esa suba de precios se traslada a los precios internos. Que se encarezca un bien salarial, un producto de la canasta básica, empobrece al grueso de la población y por eso se califica de "regresivo". Si fuésemos exportadores de relojes como los suizos, que suba el precio internacional de los relojes no implicarÃa que muchos compatriotas no lleguen a comprar la canasta básica.
Este razonamiento omite que en la práctica son muchas las cosas que evitan que esto suceda tan mecánicamente. Como explica el economista Héctor Rubini, "el traslado directo de precios externos a internos es otro mito urbano, la realidad abunda en contraejemplos".
Rubini también advierte que: "primero no hay que confundir los bienes que exportamos con alimento para humanos". Cuando sube el precio internacional del alimento para ganado, no necesariamente aumenta el precio de la carne porque cada mercado actúa bajo sus propios principios de oferta y demanda y en una estructura de mercado distinta. Los ejemplos sobran: entre octubre de 2019 y octubre de 2020, el precio internacional del maÃz subió 11,6% en dólares, pero 29% en dólares en el puerto de Rosario; mientras el precio internacional de la carne cayó 27,3%, pero en el relevamiento de precios del Indec el kilo de carne picada común en el mismo perÃodo subió 62% en el Gran Buenos Aires, y el kilo de pollo entero -que también tiene al maÃz por insumo clave- subió 34,7%.
Sin ir a los precios internacionales, basta ver que en 2020 los alimentos y bebidas sin alcohol subieron 36,3% en la Patagonia y 52% en el Noreste argentino. Los casi 20 puntos de diferencia en la inflación muestra que incluso al interior del paÃs la suba de los alimentos tiene una dinámica que no guarda relación directa con los precios internacionales y mucho tiene que ver con la emisión, la inercia inflacionaria, la carga tributaria (solo el IVA implica entre el 8,5% y el 17% del precio de los alimentos) y los diferenciales de costos en logÃstica.
Y aunque como principio general los precios tienden a converger, en la práctica el desacople de los precios internacionales y los locales está dado por las cuotas y aranceles, la disponibilidad de bienes sustitutos y la estructura de costos, la logÃstica y los acuerdos internacionales. En tanto, el desacople como polÃtica pública puede darse mediante una retención de suma fija (los precios en dólares del maÃz argentino en el paÃs van a ser X dólares menos que el precio al que se exporta y el Estado se apropia de esos X dólares por cada tonelada exportada), retenciones fijas (el precio local va a ser 20% menor) o retenciones móviles (con un esquema que hace que cuanto mayor sea el precio internacional, mayor sea el porcentaje que se le retiene al exportador y menor sea el precio que recibe el productor) tal y como planteaba la famosa Resolución 125.
El cierre de exportaciones es el caso extremo, implica que toda la producción deba venderse en el mercado interno. Y el ejemplo del cierre de las exportaciones cárnicas de Kirchner en el 2006 mostró que el tiro puede salir por la culata. La producción de carne se desplomó, unos125 frigorÃficos cerraron incrementando el desempleo, por falta de oferta el precio terminó subiendo y el paÃs, que hasta ese entonces era el tercer exportador mundial de carne se privó del ingreso de millones de divisas (USD 10.000 millones en 7 años según la SRA). Para 2012 estaba en el onceavo puesto y en 2020 habÃa recuperado gradualmente volumen hasta el quinto puesto, con el 28% de la carne producida en el paÃs exportándose y el 72% para consumo interno.
Y en este contexto de necesidad de divisas, cerrar las exportaciones de maÃz para seguir el mismo derrotero de la experiencia de la carne es contraproducente.
Las retenciones decrecientes sobre nuevas exportaciones son una alternativa que puede ayudar a fomentar las exportaciones y la recaudación en simultáneo. Y es el mecanismo que desde Desarrollo Productivo establecieron para la industria automotriz. Cada auto adicional que se exporte respecto de las ventas del año pasado, pagará 0% de retenciones. Pero no es el instrumento que pueda aplicarse a los commodities agrÃcolas que son los que generan el grueso de las divisas, si lo que desde el Patria se propone es exportar menos para que quede más para el mercado local. Y menos aun la flotación libre del tipo de cambio, que es un "amortiguador" que en otros paÃses funciona para desacoplar precios, pero en Argentina por el momento quedó descartada.
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Beto lo llevó a 700 el kilo
Mauricio dejó la yerba a 80 el medio kilo
Beto llevo el mediokilo a 180
Mauricio dejo el kilo de queso port salut a 250.
Beto lo llevo a 500
Grande gordo bigoton, a vos nadie te gana la carrera de los aumentos
Pero entre el hijo de chancleta que dibuja, y los medios que ocultan (a cambio de la especialidad de nuestro amo el gordo bigoton, dar pauta para silenciar) , nadie o casi nadie dice nada
Las exportaciones es una
Pero otra fue la brutal devaluación del peso a valores oficiales del 50% (mas PAIS) en el año 2020.
Y otra variable fue la desconfianza que genera el gobierno
Y otra variable el incremento de impuestos
Y otra variable la falta de competitivad
Y otra variable, el fin del confinamiento y la gente que compró algo mas (a pesar de notener un mango y endeudarse) y los comerciantes que quisieron recuperar (con enormes aumentos) los meses de mas sequía en las ventas
Y otra variable es que esta vez fue tan alta la inflacion (mas de un 10%) que no pudieron dibujar ni un 1 ni un 2 (como hicieorn de febrero a noviembre), el lapiz no pudo bajar de 4.
Pero bien, la sanata reduce las variables y culpa a los agroganaderos.
Eso es lo que quiere el gordo bigote, que los medios acompañen sanateando y engañando a la gente
Del pasante no hace falta agregar nada, el "arreglo" para el cantado nuevo default de la deuda muestra su impericia además del explosivo aumento de deuda interna.
Respecto al tema exportaciones, son tan pelotudos que atacan sistemáticamente con regulaciones e impuestos a todo el que logra vender algo afuera, jaja, con estos incoherentes descerebrados en poco tiempo más nadie va a producir nada, la lógica de mercado no cierra, excepto que el verdadero "plan" sea instaurar en el 2021 una "remake" de las viejas economías china o soviética, la materia prima más importante lamentablemente la tienen, es la lobotomizada población argenta.
Quien se imaginan que va a poner un mango para producir y la gente coma gratis sin laburar? Grabois? Maximo? En esta perinola de pais, todos quieren sacar y nadie pone. Se terminaron los giles que siempre ponen. Los unicos giles que quedan son los votantes que pretenden vivir gratis. Nada es gratis y tarde o temprano todo se termina.