Dos temas candentes cruzan la agenda internacional de la cumbre del G20 de este año: la pulseada de los Estados para suspender el pago de deudas en casos críticos como la pandemia y cómo corregir los endeudamientos cuando se vuelven insostenibles. En ese punto, Guzmán fue la voz autorizada tras haber cerrado hace dos meses la reestructuración de la deuda.

Al igual que en el encuentro anterior de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales del G20 que este año encabeza Arabia Saudita, en la cumbre extraordinaria de este viernes el ministro remarcó el apoyo de la Argentina a la Iniciativa de la Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI), que permite interrumpir los pagos de la deuda a los países más vulnerables golpeados por la pandemia del COVID 19. Se trata de un grupo de 18 países -en su mayoría islas- que no pueden responder ante la emergencia sanitaria por el impacto del costo financiero que asumieron. De hecho, el objetivo de la reunión de hoy fue aprobar un marco común para abordar los problemas de endeudamientos de los países de bajos ingresos.

En el encuentro anterior, Guzmán también había considerado necesario que este alivio de deuda se les otorgue también a los países de ingresos medios. Es que, como explicó esta semana la titular de la CEPAL en su paso por las Jornadas Monetarias del Banco Central, estos países -excluyendo la India y la China- concentran más del 90% de la deuda soberana mundial y en el caso de economías como la de Centro América, el costo es desmedido.

La titular del FMI pidió a los acreedores que acepten el canje y los principales fondos mantuvieron su rechazo 

Todavía más, Alicia Bárcena aseguró que las agencias calificadoras de deuda, en un contexto de crisis mundial, no deberían empeorar la calificación de los países haciéndoles incluso más caro acceder a financiamiento. Precisamente porque si es más caro, se vuelve más difícil pagar, lo que incrementa el riesgo sistémico y empeora la distribución de la liquidez mundial.

Argentina no consiguió ese alivio por las buenas, sino que terminó en default y reestructurando para conseguir un perfil de deuda coherente con la capacidad de pago del país. ""Como parte de lo que enfrentamos, vemos que muchos países atravesarán procesos de reestructuración de la deuda en el futuro cercano, por lo que respaldamos y apoyamos plenamente el DSSI. Argentina cree que jugará un papel positivo", dijo el ministro.

En ese contexto, retomó una pulseada de larga data en la comunidad internacional respecto de la suficiencia del marco contractual generado por las Cláusulas de Acción Colectiva (CACs) para resolver crisis de deuda. Al respecto, aseguró que en el caso argentino "funcionaron de manera positiva", pero sostuvo que no son suficientes. Por eso, reiteró la posición institucionalista que Argentina defiende históricamente de que se requieren soluciones multilaterales para mejorar estos procesos.

"Las CACs jugaron un papel importante. Muchos analistas consideran que serían suficientes y que Argentina fue prueba de ello, nosotros no creemos que sea así: si bien las CACs ayudaron, pensamos que hay margen para mejorar el marco de reestructuración de la deuda soberana", sostuvo Guzmán.

Por otra parte, el ministro destacó "el rol positivo que jugó el FMI" en la experiencia argentina, "especialmente al realizar un análisis de sostenibilidad de la deuda que sirvió de ancla para las discusiones y negociaciones entre el deudor soberano y los acreedores". Estos elogios llegaron justo antes de que él y Miguel Pesce mantuvieran una nueva ronda de negociaciones con la delegación del Fondo que llegó desde Washington este martes.

"Vemos la necesidad de mejorar los marcos; en primer lugar, es fundamental que los acreedores tomen en serio las limitaciones de sostenibilidad de la deuda, y que el análisis de sostenibilidad de la deuda se base en supuestos sólidos y serios", afirmó.