Desde el primer día al frente de la Casa Gris, Omar Perotti ungió al socialista Miguel Lifschitz como su principal adversario. Con fuertes críticas a la gestión anterior, el peronista intentó socavar la imagen de su predecesor que se fue del poder con altos niveles de aceptación. La estrategia oficialista derivó en una guerra fría con el bloque de diputados mayoritario que maneja Lifschitz y las principales iniciativas legislativas del gobierno se dilataron por la tensión.

Las elecciones de medio término del próximo año anticiparán, en gran medida, cuáles serán los candidatos con mayores chances de gobernar Santa Fe en 2023, una provincia que no tiene reelección y con pandemia de por medio, la discusión por la reforma Constitucional parece tema de otro siglo.

Como consecuencia, la mesa política del gobernador apuesta a torcer cualquier acercamiento de Lifschitz a Juntos por el Cambio que genere una oposición abroquelada que polarice con el peronismo. Son conscientes que la llegada de Perotti al gobierno fue posible porque Santa Fe mantuvo el tablero político dividido en tres tercios: Frente de Todos, Cambiemos y Frente Progresista.

Los intentos del macrismo para que el socialista acepte participar de un gran frente son permanentes. El mismo Rodríguez Larreta abordó el tema hace dos semanas cuando habló por teléfono con el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y le pidió que interceda con el ex gobernador para convencerlo de aunar fuerzas. Lifschitz mantiene una muy buena relación con el alcalde porteño y festejó su proyección como líder nacional, pero también conoce las resistencias que hay al PRO dentro del Partido Socialista.

Confiando en las dificultades para que se concrete un amplio frente opositor, en el entorno de Perotti festejan la decisión del ex intendente de Santa Fe, José Corral, de competir dentro de Juntos por el Cambio. Es que el radical integró las filas del progresismo durante años y en el oficialismo aseguran que comparte el electorado del socialismo.

Pero macristas y radicales van más allá y sospechan de un acuerdo secreto entre Perotti y Corral. El ex intendente fue el gran beneficiado con el cambio de gobierno provincial y logró colar a varios funcionarios de segundas y terceras líneas en el gabinete del rafaelino que no se caracterizó por ser muy generoso ni siquiera con los propios, se quejan en el peronismo.

Como sea, en Juntos por el Cambio ponen en dudas la estrategia de Perotti: "nosotros somos los que polarizamos naturalmente con el peronismo. En esa pelea, el socialismo sale tercero. El 2021 es una trampa mortal para Lifschitz", sostuvo una alta fuente del radicalismo macrista local donde consideran que la figura del ex gobernador se debilita si no compite en el medio término.

"No vaya a ser que le tengamos miedo a Lifschitz y resulta que después tengamos que entregarle la provincia al macrismo", sostuvo un dirigente justicialista a este sitio sincerando sus temores.

 No vaya a ser que le tengamos miedo a Lifschitz y resulta que después tengamos que entregarle la provincia al macrismo 

A su vez, en el sector de Federico Angelini recuerdan que Roy López Molina, socio circunstancial de Corral, es uno de los que más se oponen al acuerdo con Lifschitz a quien responsabiliza por el crecimiento del narcotráfico en Santa Fe.

"Es una contradicción andante porque Rodríguez Larreta es uno de los más interesados en ampliar las bases de Cambiemos mientras que Roy y compañía lo único que hacen es ir en la dirección contraria", criticaron en el entorno de Angelini.

Por tal motivo, en un Zoom organizado por López Molina y Corral, Larreta aprovechó para pedirles a los suyo que se trabaje por la unidad del espacio y armar una propuesta competitiva dejando los celos de lado.