El economista Ricardo Arriazu dialogó este jueves con Quinquela Fondos en una conferencia para sus clientes y advirtió que, en su opinión: "Una devaluación no soluciona nada", al contrario, para él serÃa el disparador de fuerte conflictividad social porque el problema no es tanto económico como polÃtico. "Es una crisis de confianza", diagnosticó.
"Lo peor que pueden hacer es devaluar", aseveró y recordó que las hiperinflaciones vinieron detrás de fuertes saltos en el tipo de cambio y recordó el Rodrigazo y el ‘89.
"Una devaluación bien hecha se traslada a precios en un 90% en el transcurso de dos meses, y una devaluación mal hecha se traslada 110% a precios en semanas", sintetizó.
De todas formas, no descartó que el Gobierno termine "devaluando si el Banco Central se queda sin reservas". Y discrepó con Claudio Loser respecto de que el FMI vaya a pedir un tipo de cambio cercano al dólar ahorro (aproximadamente $136). Por el contrario, consideró que pueden pedir cierta flotación, aunque recordó que el Research Department del Fondo sacó un informe tras el fracaso del Acuerdo Stand By de Macri en el que reconocÃa que la flotación libre del tipo de cambio no es la mejor receta para todas las economÃas.
Para no devaluar, explicó Arriazu, el Gobierno todavÃa tiene reservas que se pueden volver lÃquidas y aun no está en la situación del 2015 en la que las reservas netas eran negativas.
"El Gobierno tiene instrumentos todavÃa para continuar con su polÃtica y son conscientes de que mover el tipo de cambio puede traer enormes problemas sociales", dijo y compartió el diagnóstico del equipo de gobierno en que una devaluación podrÃa ser un estallido social.
"Ahà sà que nos complicarÃamos", sostuvo.
"Están embromados, pero tienen margen. Si no cambian la confianza, sà se van a quedar sin instrumentos", agregó y enumeró que los DEGs con el FMI, los swaps con China y el oro son instrumentos que se podrÃan liquidar para tener más poder de fuego en el mercado cambiario. Al respecto, desminitió que él haya hablado con el Gobierno y le hayan asegurado que no tenÃan dólares lÃquidos.
Asà y todo, remarcó que con superávit comercial y superávit de cuenta corriente no hay razones económicas para que el paÃs esté enfrentando una corrida y los bonos estén a precio de remate, sino que las razones son polÃticas y obedecen a que las discrepancias internas en el gobierno y la inconsistencia entre la polÃtica monetaria y la fiscal hacen que nadie quiera quedarse en pesos.
Al respecto detalló que el contado con liquidación muestra "valores de pánico, no de equilibrio" y no refleja un tipo de cambio real coherente con la realidad del paÃs, sino el temor de que las cosas empeoren.
En este sentido, consideró que por el lado del campo, hay razones para que la economÃa crezca el año que viene con cosechas y precios que permiten pensar en un 5% de crecimiento, siempre y cuando el Gobierno logre recomponer la confianza y no devaluar.
Para eso tiene que dar señales de ajuste fiscal, dijo, y esa señal se darÃa reduciendo todo el gasto extraordinario asociado a la pandemia y recuperando el nivel de recaudación por el mayor nivel de actividad al 3,6% del PBI, menos que el 4,5% presupuestado por Guzmán.
En este sentido, analizó que el FMI podrÃa incluso acceder a convalidar un mayor déficit y financiar ese 0,9 punto porcentual con un acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF en inglés). De hecho, ya lo hizo en el caso de Ucrania. Conseguir ese financiamiento permitirÃa reforzar las reservas también.
Sobre este EFF que el Gobierno está negociando, Arriazu destacó que "El Fondo quiere llegar a un acuerdo pero no va a llegar a un acuerdo hasta después de las elecciones en Estados Unidos (que son el próximo 3 de noviembre) y hasta que no esté seguro de que Argentina va a cumplir y para eso vino a evaluar la situación polÃtica con la última visita técnica. Y la impresión que se llevaron no fue alentadora".
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El exceso de emisión de pesos, por encima de lo que la demanda quiere, pega primero en la brecha cambiaria y luego presionan sobre el balance de pagos y las reservas del banco central. El balance del BCRA está gravemente deteriorado, por sus enormes pasivos ( pesos) y escasos activos (dólares).