Ruth Bader Ginsburg, quizá la más célebre ministra de la Suprema Corte de Estados Unidos de la que se tenga memoria, murió este viernes a la edad de 87 años, y cambió asà de un golpe el tablero electoral a menos de dos meses de la elección presidencial. La icónica jueza hizo historia antes y después de llegar al máximo tribunal de su nación, pavimentando el camino para garantizar los derechos de las mujeres en Estados Unidos y combatir la discriminación basada en género.
Curiosamente el punto máximo de su celebridad llegó en años recientes, cuando la jueza se convirtió en un Ãcono del movimiento feminista y progresista en EU. No sólo inspiró una pelÃcula basada en su trayectoria, también varios documentales y mercancÃa como playeras, gorras, muñecas, y tazas, convirtiéndola en una verdadera figura pop.
Su muerte, temida por miles de demócratas, abre la puerta a que Donald Trump pueda colocar a un ministro conservador más en la Suprema Corte (ya ha nombrado a dos desde que tomó el cargo), lugar donde -ante la parálisis legislativa del Congreso- terminan por definirse temas sustantivos para la nación. Asuntos como el matrimonio entre personas del mismo género, el aborto, y el derecho al acceso a las armas, han terminado en los escritorios de la corte y cambiado para siempre la vida de millones de personas.
En EU los jueces de la Suprema Corte tienen nombramientos de por vida. Los republicanos podrÃan nombrar a un reemplazo de Ginsburg antes de la elección, lo que pondrÃa a la Corte sólidamente en el terreno de los conservadores. Sin embargo, en 2016 el propio Mitch McConnell bloqueó a un nominado de Obama con el argumento de que ningún presidente en su último año debÃa de poner a alguien en la corte. Veremos si sigue creyendo en su propia filosofÃa.
Hace unos años el caso Citizens United, en el que se discutÃa si una corporación tenÃa derecho a aportar dinero a campañas polÃticas, terminó por revolucionar el panorama polÃtico del paÃs. El triunfo fue para los jueces conservadores, y ahora las elecciones de EU están inundadas de dinero de origen desconocido gracias a las Super-PAC.
Los republicanos entendieron hace tiempo que controlar el sistema judicial es igual a controlar la brújula de Estados Unidos. De ahà que una de sus principales prioridades -con la ayuda de organismos independientes como la Federalist Society- sea poblar las cortes con jueces entrenados bajo los principios conservadores y la interpretación textualista de la Constitución.
El triunfo silencioso de Trump: nombró más jueces federales que los últimos 3 presidentes
Uno de los grandes triunfos de Trump es que ha colocado a 216 jueces federales a todos los niveles del sistema judicial. La muerte de Ginsburg podrÃa motivar al voto conservador y hacer que muchos republicanos anti-trumpistas voten por el presidente sólo para evitar que Biden nombre a alguien más liberal.
Históricamente, la minorÃa en el Senado tenÃa el poder de retrasar el nombramiento de un funcionario -como un ministro de la Corte- o la promulgación de una ley mediante el llamado "fillibuster", que básicamente permite al senador que tenga la palabra a hablar durante el tiempo que quiera, sin lÃmite, paralizando el proceso de votación. A menos que 60 de 100 senadores voten por acabar el debate y votar por la ley o nombramiento.
Es decir, históricamente el partido del presidente necesitaba convencer a por lo menos 60 senadores para aprobar una ley o nombrar a un juez, pero en la era de Obama los demócratas usaron la "opción nuclear" para aprobar a los jueces federales del presidente ante las estrategias de bloqueo de Mitch McConnell, entonces lÃder de la minorÃa republicana. Cuando un par de años después los republicanos tomaron control del Senado, les regresaron el favor con creces.
Por lo pronto, desde un aeropuerto en Minnesota -donde viajó a un acto de campaña- Trump se limitó a declarar que Ginsburg habÃa tenido una vida extraordinaria: "Qué más se puede decir. Era una mujer increÃble, estes o no de acuerdo con ella, era una mujer increÃble que llevó una vida increÃble. Me da tristeza enterarme". Evitó asà dar mayores detalles respecto a si intentarÃa nominar a su reemplazo antes de la elección.
Quizá a Trump le convenga dejar su nombramiento en el aire y asegurar asà el voto conservador tradicional. La senadora republicana moderada Lisa Murkowski ya declaró que no va a votar por un reemplazo hasta después de la elección. Si dos republicanos más se unen, la curul quedarÃa desocupada hasta el próximo año.
Se rumora que Mitt Romney, excandidato presidencial republicano y actual senador por Utah, tampoco va a votar por un reemplazo antes de la elección, sin embargo, un vocero ya rechazó estas versiones. Romney es quizá el republicano que más se ha opuesto a Trump desde la muerte del también senador John McCain.
En febrero de 2016 murió el ministro Antonin Scalia, Ãcono de los conservadores. Obama propuso al juez Merrick Garland para sustituirlo. McConnell se negó a siquiera darle una audiencia ante el pleno. Durante meses bloqueó los procesos argumentando que Obama ya iba de salida -a elección era en noviembre-y que el nuevo presidente debÃa elegir al reemplazo de Scalia. Fue un acto que jamás habÃa ocurrido antes. Cuando Trump tomó posesión un año después uno de sus primeros actos como presidente fue nombrar al ministro Neil Gorsuch.
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