La producción industrial brasilera continúa en picada a pesar del esfuerzo de Bolsonaro de priorizar la actividad en esta disyuntiva entre salud o economía.

Según reportó el Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE), la caída de abril llegó al 27,2% en términos interanuales y alcanzó el peor dato de toda la serie histórica que comienza en 2002.

En relación al mes previo, la baja fue del 18,8% de forma desestacionalizada, cuando ya en marzo había sufrido una contracción del 9,1% que llevó al aparato industrial a retroceder a los niveles de operación de año 2003.

Se trata del sexto resultado negativo de este indicador que casi duplicó el peor registro hasta el momento, cuando en mayo del 2018 una inédita huelga de camioneros provocó una contracción intermensual del 11%.

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En esta oportunidad, los peores resultados se vieron en el sector automotriz (-88,5%), lo que desata una gran preocupación en la Argentina por su fuerte complementariedad con la industria local.

Le siguieron calzados (-48,8%), textiles (-38,6%), bebidas (-37,6%), muebles (-36,7%), máquinas y equipamientos (-30,8%), industria metalúrgica (-28,8%) y productos de caucho y plástico (-25,8%).

Por el contrario, de las 26 ramas relevadas, solo los productos alimenticios, los farmacéuticos, la perfumería y los productos de limpieza mostraron un comportamiento al alza con una suba del 3,3%, 6,6% y 1,3%, respectivamente.

Como explicó LPO, este desempeñó ya comienza a reflejarse en el mercado de trabajo que en lo que va del año ya destruyó más de un millón de puestos formales y otros cuatro millones de vacantes informales.