La asamblea de accionistas de YPF designó a Sergio Affronti como el nuevo CEO de la compañía, un puesto clave que marcará el nuevo perfil que se le asignará a la petrolera de bandera durante la gestión de Alberto Fernández.

El ejecutivo es un profesional de carrera en el sector con una importante trayectoria en la empresa desde antes de su privatización. Ya bajo la administración Repsol, llegó a desempeñarse como country manager en Ecuador.

Una vez nacionalizada la compañía, fue Vicepresidente de Servicios Compartidos hasta 2016, cuando renunció por sus diferencias con Miguel Gutiérrez. Quienes lo conocen aseguraron a este medio que su gestión se caracterizó por un obsesivo control de las compras y contrataciones, sector que suele generar controversias por su abultado presupuesto.

A su vez, destacan su capacidad política de llevar adelante iniciativas como el programa Sustenta -la red de proveedores pymes que buscó mejorar la productividad, competitividad y calidad de los productos y servicios vinculados a la actividad de YPF- pese a los escollos planteados por el entonces ministerio de Industria comandado por Débora Giorgi.

Este contador mendocino también estuvo a cargo de los servicios de Upstream y fue el creador de Y-TEC, la firma de investigación y desarrollo que se ideó a partir de la asociación con el Conicet.

Toda su carrera en YPF la compartió con su mujer Sandra Cassela, quien llegó a la compañía en 1996 y alcanzó el cargo de Gerente de Soluciones y Desarrollo de IT 19 años más tarde.

YPF perdió $33.400 millones en 2019 y responsabilizó a la situación macroeconómica

Con este nombramiento se termina la incertidumbre de los últimos cuatro meses cuando Guillermo Nielsen decidió mantener al Newman boy Daniel González en el marco de un esquema de transición que también benefició a otros directores macristas.

Affronti tendrá el desafío de revertir una situación caótica. El desplome de los precios del petróleo a raíz del coronavirus produjo un verdadero shock en los ingresos de la compañía, sin contar con el desplome del 80% en la venta de combustibles.

La acumulación de crudo y la falta de lugar de almacenamiento llegó a tal punto que obligo a la petrolera de bandera a cerrar el 50% de la producción de Loma Campana, su joya en Vaca Muerta donde extraía unos 40 millones de barriles por día y tenía los menores costos.

Pero incluso antes de la pandemia el estado de YPF ya era alarmante. El último balance arrojó una pérdida de $33.000 millones en 2019 con una caída en su producción del 5,5%.

Contemplando toda la era Macri, el descenso de los volúmenes del gas y el petróleo rondan el 20% y el 10%, respectivamente, mientras que la inversión cayó un 44% y las ganancias antes del pago de impuestos y amortizaciones (EBITDA) un 32%.