Para el Credit Suisse, el impacto del coronavirus empeorá la recesión que atraviesa la Argentina. Por eso, reestimó sus previsiones para el PBI de una caída del 1% en 2020 a una mayor profundización de la caída al 2,6% anual.

Según estimó, la economía se verá golpeada por una caída del consumo interno y la inversión, pero en especial por la desaceleración de la economía mundial, en particular de sus principales socios comerciales, China y Brasil. 

En conjunto, el informe del Credit Suisse proyecta que el Cono Sur verá una caída del 1,5%, el peor desempeño desde la crisis de 2008. Sacando el derrumbe de Venezuela (-12,5%), la peor caída la tendrá México (-4%) en contra de todas las expectativas de repunte de la economía de López Obrador. 

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"Éramos más optimistas antes en relación al probable impulso a la actividad económica que el gobierno podría ingeniar con una política monetaria de dominancia fiscal. Sin embargo, en el actual contexto, vemos que esta estrategia es menos efectiva para sostener la actividad económica. Aun así, seguimos pensando que el gobierno puede intentar relanzar estímulos en tanto las preocupaciones aumenten, en detrimento de los fundamentos domésticos y la salud del sistema monetaria", detalló el informe.

"Esperamos que el gobierno permita una deslizamiento marginal del tipo de cambio, quedando atrás de sus pares regionales como Brasil, lesionando la competitividad y sumándole más estrés al tipo de cambio paralelo. De hecho, la  brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos se amplió notoriamente desde comienzos de marzo. Mientras, el tipo de cambio real ya perdió casi toda la ventaja obtenida con la depreciación posterior a las PASO", agregó.

Los analistas de Credit Suisse también aclararon que es muy difícil estimar la proyección de la economía argentina, no solo por la naturaleza de la crisis, sino por la falta de definiciones sobre la política económica de Martín Guzmán.

El ministro postergó las definiciones del programa macroeconómico hasta después de anunciado la propuesta de reestructuración con los bonistas, la cual se postergó hasta abril.

"La comunicación con los funcionarios dejó claro, al menos para nosotros, que el gobierno no va a acordar una negociación que no se adapte a su definición de 'sostenibilidad', la cual a la vez está sujeta a sus prioridades de política", sostuvieron.