La política de congelamiento de precios de referencia del gobierno tuvo un impacto directo en la inflación mayorista, que bajó todavía más que el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Mientras que este indicador se desaceleró al 2,3% mensual en enero, los precios mayoristas lo hicieron al 1,5%. No obstante, a nivel interanual, el índice de precios internos al por mayor (IPIM) marcó un alza del 60%, cuando la inflación minorista fue del 52,9%.
El desempeño de enero se explica en gran parte por la estabilidad del tipo de cambio, lo que se refleja en el alza de sólo el 0,1% en los productos importados. Un movimiento similar se da en la energía eléctrica, que apenas sube un 0,3% debido al congelamiento tarifario.
Los productos nacionales, en tanto, se incrementaron un 1,6% a partir del alza del 1,7% de productos primarios y del 1,6% de los manufacturados.
Entre los primeros, se destaca el aumento de los minerales no metalíferos (6,1%) y del petróleo y el gas (2,1%), a pesar del freno al ajuste en los surtidores. Por el contrario, los productos pesqueros caen un 3,6%.
Por su parte, los manufacturados reportan una suba del 7% en el tabaco; del 4,2% en prendas de materiales textiles; del 3,7% en cuero, marroquinería y calzado; y del 3,5% en productos minerales no metálicos.
Construcción
El desempeño del costo de la construcción marcó una gran diferencia con el sendero de los precios mayoristas y registró una suba del 5,2% en el primer mes del año.
Este resultado surge como consecuencia del alza en materiales del 1,8%, del 7,9% de mano de obra y del 5% en gastos generales, los que acumulan incrementos en interanuales de 51,4%, 60,2% y 53,4%, respectivamente.
En cuanto al primer grupo, los ítems donde se observaron los mayores aumentos fueron muebles de madera para cocina (4,4%), productos de cobre, plomo y estaño (3,9%), pinturas y afines (3,3%) y equipos para incendio (3,3%).
Finalmente, los gastos generales que más avanzaron respecto al mes anterior fueron los servicios de camiones volcadores y camionetas que subieron un 9% y 9,1%, respectivamente.
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Un ancla de precios ( tipo de cambio, tarifas, salarios, acuerdo de precios de productos de consumo masivos, etc. ) como el que hay actualmente, puede funcionar como mecanismo de coordinación de expectativas.
Y por último, una negociación de la deuda exitosa, el ajuste fiscal (sin descuidar a los más vulnerables) y el desdoblamiento cambiario formal pueden contribuir a mejorar nuestra economía. Después de tantos golpes sufridos, ganar credibilidad no es fácil. La tarea es muy compleja, pero no imposible.