Los integrantes de la banda Sudor Marika se vistieron en el hall de la Casa Rosada para tocar en el escenario de la Plaza de Mayo mientras Fena Della Maggiora, de Los Raporteros, no encontraba el baño.
Los trombones de la Delio Valdez ensayaron cumbias en el breve espacio reservado para una Terminal Automática de Sube (TAS) debajo de la escalera que conduce al primer piso donde Alberto Fernández estrenaba el despacho presidencial. Minutos antes los mozos de la Rosada lo habÃan aplaudido frente a los televisores del Salón de los Pueblos Originarios.
Los agregados diplomáticos esperaban atención en el Salón de los CientÃficos pero Juanse, ex lÃder de los Ratones Paranoicos, fue quien pudo colarse en el Salón Eva Perón en donde los nuevos ministros esperaban que se hiciera la hora para jurar.
AllÃ, uno de los máximos colaboradores directos del presidente dijo a LPO que no se esperan reuniones de gabinete. "Son una boludez que no sirve para la gestión sino para filtrar perlitas a la prensa", explicó. "Alberto es de la escuela de Néstor", agregó y recordó que ni cuando era jefe de gabinete hacÃa reuniones de gabinete.
El hombre de confianza adelantó que Alberto almorzará este miércoles con enviados de Donald Trump. En el salón de al lado, el nuevo ministro de EconomÃa, MartÃn Guzmán, apuró una breve reunión con la comitiva japonesa.
Sergio Massa y Carlos Zannini se toparon en la puerta del baño. El tigrense lo saludó como el "pichichi", el mismo apodo con el que se menciona a Daniel Scioli, ex compañero de fórmula presidencial del nuevo procurador del Tesoro.
El titular de la Cámara de Diputados, que irá a la cancha el sábado a ver a Tigre contra Racing, le cedió el paso al baño al "Chino". Cuando le tocó su turno, fue su esposa, Malena Galmarini, quien quiso entrar al único sanitario del salón Eva Perón. Zannini la frenó: "Está tu marido", dijo con una sonrisa. Malena golpeó la puerta de todos modos y respondió picante, como es su estilo.
Al lado del baño, una flamante secretaria de Estado se lamentaba porque no habÃa podido manotear ninguna empanada. "Pensaba que nos iban a dar de comer", dijo mientras pedÃa una Coca Cola para levantar la presión.
Cuando finalmente los ministros bajaron al ex Museo del Bicentenario -Mauricio Macri le cambió el nombre- ubicado en el subsuelo, el titular de Trabajo, Claudio Moroni, que se habÃa entretenido charlando con la prensa, trotó porque creyó que la jura ya habÃa empezado.
Una vez en el Museo de la Casa Rosada el aire acondicionado no funcionó correctamente y los ministros debieron jurar sudados. El más ovacionado fue Zannini.
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Alegría
Euforia
Folk peronista...
Y está bien q pase porque
lxs argentinxs por suerte somos así...
E x p r e s i v o s
Fueron la peor basura. Puro marketing.
Chau macri