La deuda externa es sin duda el primer punto que Alberto Fernández deberá atacar junto con un programa macroeconómico sostenible para poder contener la delicada situación económica. Es que cuanto más se extienda la renegociación de la deuda, más se deteriora la estabilidad cambiaria conseguida a fuerza de cepo y más sube el ratio de deuda sobre PBI, que ya cruzó el 90%. Por más atractiva que puede parecer una quita nominal sobre el capital para bajar este ratio, lo cierto es que no necesariamente va a significar alivio donde más se necesita. Al contrario, puede suponer una oportunidad de ganancias para el sector financiero.
"Para ponerle plata a la gente en el bolsillo a la gente y que eso no resulte en una espiralización de la inflación, hay que resolver el tema de la deuda de forma rápida y amigable, es decir con una extensión de plazos de capital e intereses y sin una quita nominal en el capital. Para que eso sea viable, hay un costo, que es mostrar un plan de consistencia macroeconómica que sea polÃticamente viable. El problema es que una discusión más áspera implica una dilación de la restricción de dólares y poco margen para financiar un aumento del gasto público sin que se vaya a inflación, precisamente por la falta de acceso a los mercados", dijo a LPO Federico Furiase, economista y director de la consultora Eco Go.
"Argentina no puede pagar la deuda en las condiciones en las que está la economÃa"
Este jueves sin ir más lejos, se dio a conocer una entrevista de Rafael Correa en la que el futuro presidente reconoció abiertamente que la Argentina no estaba en condiciones de pagar en los términos en los que Macri pactó los vencimientos con el FMI y los acreedores internacionales. Como consecuencia inmediata, el riesgo paÃs se disparó hasta cruzar los 2.400 puntos básicos el viernes y los credit default swaps rompieron el techo de los 6.000 puntos.
Por eso, bancos y fondos de inversión ya buscan nuclear a sus clientes, los verdaderos dueños de los bonos que entrarán en una renegociación en breve para lograr aunar posiciones y defender el valor de esos activos. Las posibles combinaciones son muchas, pero hay algunas distinciones que no son necesariamente técnicas sino que son impulsadas por intereses concretos.
Por ejemplo, si se hace una quita en el precio de los bonos y los bancos de inversión los renegocian, es factible que por su intermediación se lleven una interesante comisión y por eso, advierten analistas de mercado, es posible que en sus informes a clientes insistan en que los precios de los bonos ya descuentan una quita en el capital, lo que colabora a la depresión de los precios.
Este escenario, advirtió el analista de mercados Francisco Uriburu, es riesgoso para el paÃs porque con la caÃda de los bonos, estos pasan de los hedge funds a los vulture funds o fondos buitres, que solo se interesan en comprar a precios de remate para litigar contra los Estados y cuyo poder de fuego radica en dilatar los mÃnimos de adhesión al canje del 75% y 85% de los bonistas. Sin estos pisos de aceptación de la propuesta de reestructuración, el proceso no puede cerrarse y se extiende el perÃodo en el cual el paÃs queda excluido del financiamiento internacional, con una postergación de las inversiones genuinas.
Por ejemplo, Bloomberg consignó esta semana que al menos cuatro grupos de administradores de carteras de inversión comenzaron a contactar a los tenedores de los bonos argentinos para aliarse para ganar poder de negociación frente a la eventual propuesta de reestructuración que haga el equipo de Alberto Fernández y ya cuentan con el respaldo de los inversores institucionales más voluminosos como Greylock Capital.
"Los bancos están muy interesados en participar de la negociación. Sobre un monto de 100.000 millones de dólares mÃnimo a reestructurar, apuntan a tener una comisión del 1% al 1,5% como influencers sobre los bondholders similar a la que recibieron con el megacanje. Ellos tienen llegada a los bonistas porque fueron ellos mismos los que se los colocaron. Es al menos 1.000 millones de dólares de comisiones, una locura. Por eso insisten es que es el FMI el que presiona para que haya quita con los privados para poder asegurarse el cobro del Stand By", dijo Uriburu a LPO.
Hasta el momento, el futuro presidente no dio precisiones acerca de lo que sà hará, pero envió a Guillermo Nielsen a conversar con Alejandro Werner, el director para el Hemisferio Occidental del FMI para ratificar que el paÃs no está en condiciones de afrontar los vencimientos y que, la intención es avanzar en una reestructuración a la uruguaya, es decir sin quita. Y sin los bancos como intermediarios.
El argumento, en este caso, es que se trata de una deuda tomada democráticamente y que, como tal, su monto no es repudiable, pero sà es necesario estirar los plazos para desarmar la montaña de vencimientos que se acumularon para 2020 y 2021.
"El tema es el tipo de reestructuración -coincidió Furiase-. Para que sea amigable, algunas cosas que se pueden hacer es capitalizar los intereses que no se paguen en tiempo y forma y eso resolverÃa el perfil de vencimientos del año que viene, unos 30.000 millones de dólares entre capital e intereses con el sector privado. Esto implica una quita de valor presente entorno al 20% y con una exit yield del 10 u 11% inicial, lo que podrÃa ser un punto inicial atractivo para el inversor y podrÃa bajar el riesgo paÃs y destrabar la restricción".
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.
Y EL PROBLEMA ACUCIANTE SON LOS INTERESES (12.000 MILLONES USD), que deben anularse por 4 años mìnimo. De lo contrario NO HAY REBOTE MACRO ni capacidad de pago futura.
El capital se puede "reperfilar". Los intereses NO.