El próximo gobernador de Mendoza deberá llevarse bien con la oposición que le toque si quiere aliviar la carga de los vencimientos de deuda durante su gestión, tal vez la herencia más pesada de Alfredo Cornejo.
El radical y su candidato Rodolfo Suárez insisten en que los pasivos son manejables pero hace un año intentó sin éxito que la Legislatura autorice un rollover, como se llama en la jerga financiera a la operación de cambiar una deuda por otra nueva para patear los vencimientos para adelante.
Fue un lÃmite para el peronismo, que habÃa autorizado el endeudamiento de Cornejo durante toda su gestión. "Hace más de 30 años se aprueba el mismo artÃculo, ya que permite refinanciar la deuda con los organismos locales e internacionales", se molestó el gobernador en esos dÃas.
Su problema no es sólo con los organismos de crédito sino también con los bonos en dólares que emitió ni bien asumió para paliar el déficit fiscal heredado por su antecesor peronista Franciso "Paco" Pérez, pero con las sucesivas devalauciones se convirtieron en una abultada carga al presupuesto.
Suárez insistió en la campaña que la deuda de Mendoza "medida en dólares" es de 1480 millones y sólo 67 más que la de 2015, pero como a diferencia de esos años el 60% es en moneda extranjera la crisis financiera mermó la capacidad de pago y en diciembre Cornejo pensó en un rollover para cerrar las cuentas. Y el dólar estaba a 40 pesos.
"La deuda no se dolariza para medirla, se mide como porcentaje del Producto Bruto Geográfico (PBG) y creció del 7.5% al 12 entre 2015 y 2018. Con respecto a los ingresos corrientes subió de 36% al 70%. Y el peso sobre los egresos corrientes pasó de 2,7% a 8,3%. Encima los datos dejaron de publicarse en marzo y no sabemos a cuánto llegó con la última devaluación", calculan los economistas del PJ consultados por LPO.
Estiman que el próximo gobernador deberá pagar entre vencimientos de intereses y capital 110 mil millones de pesos, solo 10 mil millones menos que el último presupuesto de la Provincia. Y como más de la mitad es en dólares, cada devaluación golpeará más en el fisco.
Asà las cosas, hay un consenso tácito en la polÃtica mendocina de que algo hay que hacer para aliviar la carga financiera del próximo gobernador, el debate es qué y, sobre todo, quien se hace responsable del problema.
Sobre todo porque uno de los bonos más pesados fue el emitido por Cornejo en 2016 por 500 millones de dólares, con fuerte impacto en los vencimientos de los próximos años. Eran épocas en las que el entonces ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay autorizaba deudas de los gobernadores sin pedir demasiadas explicaciones.
En el peronismo quieren hacerle sentir a Cornejo que su superávit sólo fue posible con una deuda que a Pérez la Legislatura nunca le habilitó y no se puede pagar, porque si bien los ingresos por regalÃas hidrocarburiferas también crecen junto al dólar no llegan a compensan el peso de los intereses.
La senadora kirchnerista y candidata a gobernadora Anabel Fernández Sagasti, propuso un reperfilamiento de la deuda, que serÃa una negociación con los acreedores para postergar los vencimientos pero sin emitir nuevos bonos.
"Una cosa es repelfilarla por los vencimientos y otra es pedir el rollover para usar el dinero para otra cosa. Los gobiernos se equivocan al usar los recursos de acuerdo a intereses polÃticos y partidarios y no pensando en los ciudadanos. Hoy Mendoza paga 7 mil millones en intereses de deuda y 6 mil millones para obras", dijo en una de sus últimas entrevistas radiales.
En la UCR insisten con el rollover porque consideran que la deuda puede ser manejable en el mediano plazo, mientas que si se cumple el cronograma de vencimientos es imposible hacer una obra pública y será difÃcil sostener la cláusula gatillo, que indexa los salarios de los estatales con la inflación.
De todos modos, cualquier operación de deuda con moneda extranjera debe ser luego avalada por el Gobierno nacional y si Alberto Fernández se consagra presidente podrÃa incluir a las provincias con problemas financieros en sus paquetes de renegociación con acreedores, un trámite por demás incómodo para un mandatario opositor.
Para no llegar a ese momento, el gobernador cordobés Juan Schiaretti gestionó con sus diputados en el Congreso que la ley para reprogramar la deuda bajo legislación local, contemple un aval para que las provincias puedan hacerlo a su modo. No prosperó.
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