Como en noviembre en Buenos Aires, la cumbre del G20 que se realiza entre este viernes y sábado en Osaka sirvió para que Donald Trump y Xi Jiniping firmen otra pausa a la guerra comercial que libran desde hace tres años.
Vamos a trabajar con China desde donde nos habÃamos quedado, para ver si podemos llegar a un acuerdo", dijo Trump, que esta vez decidió ser conciliador y desistir de la amenaza de imponer aranceles de entre el 10 o el 25% a unos 325.000 millones de dólares en importaciones del gigante asiático.
Esos gravámenes fueron descartados, pero se mantienen los aplicados a productos chinos por 250.000 millones de dólares. China gravará las importaciones estadounidenses por 110.000 millones de dólares.
Trump, además, levantó el veto a las empresas estadounidenses para vender componentes a Huawei, aun cuando mantiene una orden de extradición contra su directora financiera, Meng Wanzhou, detenida en Canadá. Sospecha que la compañÃa despliega un sistema de espionaje en sus redes 5G, la tecnologÃa más avanzada que despliega en todo el planeta.
Una de las primeras en frenar las ventas fue Google, pero Trump aclaró que el veto podrÃa seguir en los casos que presente "un gran problema de seguridad nacional". Y celebró que China habÃa accedido a comprar "grandes cantidades" de productos agrÃcolas de Estados Unidos, un compromiso asumido en diciembre durante el acuerdo firmado en Buenos Aires.
Xi fue el primero en hablar y se refirió a la "diplomacia del ping pong", por la que los deportistas de ambos paÃses ayudaron a impulsar el restablecimiento de relaciones bilaterales en 1971, para intentar que Trump suavizara su postura en el plano comercial.
"La cooperación y el diálogo son mejores que las fricciones y la confrontación", minimizó Xi, sentado frente al mandatario estadounidense y junto a sus respectivas delegaciones.
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Los esta abofeteando