En el ministerio de Hacienda recibieron exultantes el primer dato fiscal del año, que arrojó un crecimiento interanual nominal del 324% del superávit primario para totalizar los $16.658 millones de pesos.

"El superávit obtenido en enero marca un importante paso en pos del cumplimiento de la meta establecida para el primer trimestre en el actual acuerdo stand-by con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que asciende a los $ 6.000 millones", indicaron desde el ministerio, sugiriendo que los próximos meses serán más complejos, ya que en marzo, por ejemplo, se deberá aplicar el aumento de jubilaciones del 11,8%.

De acuerdo a las autoridades, se trata del mejor resultado en casi 8 años en términos reales y constituye el decimonoveno mes consecutivo en el que los ingresos crecen por encima de los gastos, algo que en la cartera de Dujovne afirman que no ocurría desde 2003-2004.

En este sentido, remarcaron el esfuerzo en la reducción del 10,9% de los egresos en términos reales, que se ubicó dos puntos por encima del promedio del 2018 y acumula 14 meses consecutivos por debajo de la inflación.

El Gobierno apuesta al impuesto inflacionario para cumplir la meta fiscal del 2019

Es que como explicó LPO, el impuesto inflacionario es la principal herramienta que está usando el gobierno para cumplir con las metas del FMI, algo que reconoció el propio ministro en la publicación del resultado primario de diciembre.

Esto le permite licuar los gastos de una forma más imperceptible y por lo tanto con menos costo político, al tiempo que le tracciona una recaudación al alza al ajustar los impuestos a la variación de precios.

Aun así, el desafío es más que mayúsculo y el consenso de las consultoras económicas y calificadoras considera que será muy difícil de cumplir. Sucede que a pesar del beneficio inflacionario, que como se está viendo parece que no aflojará, los ingresos comienzan a verse afectados por la brutal recesión que desploma la recaudación ligada al desempeño de la actividad económica.

Según comentaron a este medio desde el propio ministerio, sus cálculos estiman que para llegar al déficit cero los ingresos deberán crecer a un promedio del 42% y tendrán que mantener una diferencia de 17 puntos porcentuales respecto a los gastos, lo que está lejos de ser una realidad.

En enero, los recursos se incrementaron en un 39%, pero lo más preocupante es que la distancia en relación a los egresos fue de tan solo 6 puntos porcentuales, debido entre otras cosas, a la suba del 92% de los subsidios económicos.

En tanto, el pago de intereses de la deuda mostró un alarmante alza del 157% interanual producto de la devaluación y las modificaciones en el perfil de servicios de deuda. Así, el déficit financiero -que es el que en realidad refleja la dependencia hacia el endeudamiento- sufrió una suba del 131,9% para llegar a los 60.038 millones.