El acto entre Mauricio Macri y Alicia Kirchner terminó de despejar las dudas sobre las represas santacruceñas, que ahora sí avanzan a un ritmo considerable y prometen que estarán en funcionamiento para mediados del 2022.

"Cuando llegamos nos dedicamos a estudiar todas las iniciativas que estaban en curso del gobierno anterior. Y tratamos de orientarlos hacia las prioridades sobre aquellas que generen más oportunidades de desarrollo y crecimiento. Por eso le dimos prioridad a este proyecto", afirmó el Presidente, pasando por alto los tres años de controversias y su fuerte oposición a la empresa Electroingeniería.

Es que desde un comienzo el primer mandatario argentino hizo hasta lo imposible para sacar a la firma de Gerardo Ferreyra del consorcio de la hidroeléctrica y ni siquiera logró hacerlo cuando este fue encarcelado por la causa de los cuadernos.

Ahora, la constructora no sólo continua al frente de la mayor obra de infraestructura del país, sino que en el sitio web que promociona el proyecto aparece por encima del gigante Gezhouba y la mendocina Hidrocuyo.

"Hoy lidera los grupos nacionales en la construcción de líneas transformadoras y mantiene una destacada participación en construcciones de la industria nuclear, obras viales, de saneamiento, y de desarrollos inmobiliarios. Su evolución y crecimiento le ha permitido actuar exitosamente en países latinoamericanos desde 1998", es la descripción que figura acerca de la polémica compañía, apuntada como una de las más involucradas en las coimas hacia el gobierno anterior.

Más allá de esta disputa, la iniciativa hidroeléctrica estuvo cuestionada apenas asumió la administración Cambiemos. Ya de arranque, se renegoció el contrato buscando bajar su potencia instalada y en consecuencia, el costo de las represas.

Así, se pasó de once turbinas a ocho, con una reducción del 26% de la potencia instalada. Con lo cual, el monto global del contrato se llevó de 6.200 millones de dólares a 3.800 millones, que de todas maneras contaban con un cómodo financiamiento chino que se pagará a largo plazo con la propia generación eléctrica que producirán las centrales.

La justificación del Gobierno se suscribió en la "optimización de recursos" y en el peligro ambiental que significaba la alteración sobre el Lago Argentino que podría afectar al Glaciar Perito Moreno.

No obstante, el Estudio de Impacto Ambiental se publicó en junio de 2017 y la obra -que nunca contó con el visto bueno de los Estados Unidos- continuó paralizada. Según supo este medio, recién fue reflotada un año después a partir de una fuerte presión de Beijing, que de otra forma se negaba a ampliar el swap por USD 9.000 millones solicitado por Caputo en plena corrida cambiaria.

Sin embargo, los trabajos realizados eran menores y básicamente consistían en armar los módulos habitacionales para los más de 1.000 obreros que se asentaron en la zona, recepción de maquinaria y movimiento de suelos.

Ya en los últimos meses del año, las excavaciones comenzaron a intensificarse y en estos momentos se encuentra prácticamente completada la limpieza y preparación de la fundación de la presa en la margen derecha. Adicionalmente, han comenzado los preparativos necesarios para la construcción del muro colado y de las estructuras de hormigón, trabajos a los que se le dará más impulso este primer trimestre aprovechando los meses de verano.

De mantener este ritmo, se estima que el llenado de embalse se producirá en noviembre del 2021, mientras que la primera turbina de La Barrancosa se pondrá en marcha en abril de 2022 y Condor Cliff hará lo propio en junio del mismo año.

"Me parece un recurso muy interesante. Esta obra es una maravilla en cuanto a los resultados económicos, aunque tienen la contra de la distancia, que disminuye su competitividad por el costo de transmisión. No obstante, tiene otra gran virtud que es su complementariedad para cubrir las reservas de los parques eólicos de la zona, que es muy propicia para este tipo de energía", indicó a este medio el especialista en recursos hídricos, Luis Flori.