Máximo Kirchner se reunió con Dámaso Larraburu, histórico caudillo peronista de Bahía Blanca, para buscar un acuerdo entre La Cámpora y el peronismo local, capaz de enfrentar al intendente de Cambiemos, Héctor Gay.

Larraburu es todo aquello que el hijo de Cristina hubiera denostado en otras épocas: proviene de la vieja guardia peronista bonaerense, con varios mandatos como diputado y ex director del Banco Provincia.

Desde la entidad financiera, siguió controlando cada lista de Bahía Blanca o de la sexta sección electoral de la provincia de Buenos Aires, donde se eligen legisladores bonaerenses cada dos años.

Para Máximo ya nada importa, más que armar un frente amplio que enfrente a Cambiemos con alguna chance de ganarle. Larraburu tiene varios nexos con el kirchnerismo, uno de ellos es el senador provincial Federico Susbielles. Hubo varios encuentros previos en el despacho de Máximo. 

Bahía Blanca, La Plata y Mar del Plata son los tres distritos más grandes del interior bonaerense, un territorio hostil para Cristina Kirchner y que explicó su derrota el año pasado.

Si bien el Conurbano concentra hasta el 80% de los votantes, si la diferencia no es decisiva el candidato bonaerense del kirchnerismo puede perder si al menos no hace pie el interior.

En Mar del Plata, Cambiemos apuesta al diputado Guillermo Montenegro para reemplazar a Carlos Arroyo, oficialista pero enfrentado a María Eugenia Vidal.

En La Plata el intendente oficialista Julio Garro confía en su reelección y el peronismo, todavía atomizado, tiene muchas variantes para consagrar un candidato en la interna. Máximo no rechaza a nadie. Quiere unidad plena.