La Legislatura porteña aprobó en primera lectura una nueva normativa para la integración de la Villa 31 que dividió a los vecinos del barrio. Entre insultos y gritos de las tribunas el oficialismo consiguió juntar los 40 votos necesarios con la ayuda del peronismo y el socialismo.

La urbanización enfrentó a los vecinos que están nucleados en cooperativas con aquellos que no están encuadrados en asociaciones. Por momentos la sesión se volvió una sucesión de chiflidos que hicieron imposible escuchar a los oradores y el Vice I del parlamento, Francisco Quintana, tuvo que pedir silencio en decenas de ocasiones.

La normativa modifica una ley de 2009 y como parte del proyecto se implementará un programa de construcción de unas 1200 nuevas viviendas además del mejoramiento de las existentes. Las unidades tendrán conectividad de infraestructura sanitaria y eléctrica para favorecer su regularización dominial. Como contraparte los vecinos deberán abonar una hipoteca y este es uno de los puntos que algunos habitantes rechazan, además de reclamar mayor participación en las decisiones.

LPOJuan Casas

Una modificación al proyecto de ley incorporada a último momento establece que "no se realizarán desalojos forzosos" y que "toda relocalización que resulte excepcionalmente necesaria se realizará dentro del polígono del barrio y con el consentimiento de los/as beneficiarios/as". Desde el oficialismo además aseguraron que no podrán quitarle sus propiedades a los vecinos que se atrasen con el pago de la hipoteca, algo que la oposición puso en duda.

Además los legisladores dieron luz verde a la construcción de una edificio puente que conectará al barrio con el barrio de Recoleta y que además albergará las oficinas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). "Este proyecto no viene más que a ayudar a los vecinos", aseguró Victoria Roldán Méndez, de Vamos Juntos. "Permitirá acceso a los parques, a la Facultad de Derecho, al Centro de Convenciones y a los transportes y comercios de la zona", agregó.

El legislador kirchnerista Carlos Tomada se quejó por la falta de tiempo para analizar la iniciativa. "¿Qué pasa, por qué están tan apurados? Tuvimos 15 días para tratar un proyecto que es muy ambiguo", rechazó.

Gabriel Solano, del Partido Obrero aseguró que nunca había sucedido que al anunciarse la urbanización de un barrio se produjera una marcha en contra. "Es insólito, eso delata que no se trata de una urbanización", comenzó. "Antes vivía en un lugar en condiciones negativas, ahora voy a tener que pagar para que me den un título de propiedad. Esta ley es un verso para endeudar a las familias", señaló.

Roy Cortina, que apoyó la ley, mantuvo un largo intercambio con la tribuna que albergaba a los "contras" de la ley e incluso durante su alocución se animó a improvisar una nueva teoría urbanística al asegurar que los habitantes de las villas no pasarían por un proceso de gentrificación. "Ustedes leen manuales de técnicos europeos", le dijo a los legisladores opositores que lo miraban azorados.

El PJ fue otro de los partidos que le dio la llave al oficialismo para lograr los 40 votos, pero Santiago Roberto adelantó que si no hay nuevas modificaciones, el Bloque Peronista no acompañará las segunda lectura. "Para la segunda lectura se requerirán nuevas mejoras", dijo y detalló que "entre las modificaciones que hacen falta proponemos eliminar la posibilidad de desafectar el uso de vivienda única y establecer un régimen tarifario que contemple la realidad de los vecinos".

"Las cooperativas hacen las obras, tienen sus cosas resueltas, algunos tienen empresas afuera. Nos quieren sacar con la economía", le explicó a LPO María del Carmen después de una votación que terminó entre llantos de ella y sus vecinas del barrio. La imagen contrastaba con la algarabía de los cooperativistas y el encuentro entre las dos tribunas terminó a los empujones.

Victoria Roldán Méndez junto a la tribuna "por" ley de integración.

Juan Carlos Casas