La última encuesta de cara a las elecciones presidenciales de Brasil del próximo 7 de octubre confirma la tendencia de un fuerte crecimiento de Fernando Haddad, el candidato elegido por Lula da Silva, que le ganaría un ballotage al ultraderechista Jair Bolsonaro, que permanece estancado. El escenario de un posible triunfo del PT entusiasmó al kirchnerismo, donde imaginan un rebote "muy fuerte" en Argentina.
Según una encuesta de Instituto Ibope conocida en las últimas horas, Haddad recortó la distancia y quedó a seis puntos de Bolsonaro, que por primera vez se mantuvo estable con un 28 por ciento de intención de voto (contra 22 por ciento del candidato petista), al que llegó tras el ataque que recibió a comienzos de septiembre.
La intención de voto de Haddad saltó del 19 al 22 por ciento en tan solo una semana y completó una suba de catorce puntos desde el pasado 11 de septiembre cuando fue oficializado como el candidato del PT (cuando estaba a 15 puntos de Bolsonaro). Más aún, desde que era un hecho que Lula no sería candidato, el 20 de agosto pasado, Haddad saltó del 4 al 22 por ciento.
Se trata de un crecimiento impactante del ex alcalde de San Pablo y confirma que se está concretando la transferencia de los votos de Lula, que medía 40 puntos. Además, Haddad aventaja a Bolsonaro por 43% a 37% en una eventual segunda vuelta (que se celebraría el 28 de octubre si ninguno de los candidatos obtiene el 50 % más uno de los votos).
El candidato de Lula crece y empieza a polarizar con Bolsonaro
La nueva encuesta del instituto Ibope reforzó la polarización entre Bolsonaro y Haddad, ya que el resto de los candidatos se estancó o cayó. El laborista Ciro Gomes se mantiene en un 11 por ciento, el socialdemócrata Geraldo Alckmin subió un punto y llegó a 8 por ciento, mientras que la ecologista Marina Silva sigue en caída y tocó el 5 por ciento.
El escenario es muy favorable para el PT de cara a un eventual ballotage. Con altos niveles de rechazo, Bolsonaro pierde con todos los eventuales contrincantes, excepto Silva con quien empataría. Gomes y la ecologista fueron ex ministros de Lula por lo que se descuenta que sus votos se trasladarán a Haddad.
Incluso, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, referente de los socialdemócratas y que apoya la candidatura de Alckim, acaba de llamar a frenar a los "candidatos radicales", en lo que se leyó como un mensaje contra Bolsonaro de cara a la segunda vuelta.
El impacto local
Un posible triunfo del PT en Brasil (que todo indica se producirá a menos que ocurra algo extraordinario) tendrá sin dudas un impacto muy fuerte en la región y especialmente en Argentina, cuya economía está fuertemente atada a los vaivenes de su principal socio comercial. Pero el impacto no será sólo económico. También tendrá impacto político, al menos así lo esperan en el kircnerismo duro donde ven similitudes entre la situación de Lula y Cristina Kirchner.
Según comentaron a LPO fuentes de su círculo cercano, la ex presidenta sigue con mucha atención el proceso electoral brasileño ya que lo considera clave para la región y Argentina, En el kirchnerismo descuentan que un triunfo del PT va a ser un golpe "muy fuerte" para Mauricio Macri y quienes lo respaldan.
Cristina se ve emparentada con la situación judicial de Lula, detenido desde abril. Las complicaciones penales la unieron con el brasileño, con quien en otro tiempo estuvo más distanciada porque eligió recostarse en su afinidad con el venezolano Hugo Chavez. Por eso ahora cree que el triunfo de Haddad sería determinante para todo su desarrollo político y un impulso muy grande para su proyecto.
Con un dato extra no menor. Meses atrás, Cristina se subió al triunfo en México de Andrés Manuel López Obrador, al que definió como "una esperanza". Es decir que en unos pocos meses la ex presidenta podría tener a dos líderes afines (y muy refractarios al pensamiento de Macri) al mando de las dos economías más importantes de América Latina. No es poco.
Al mismo tiempo, esto representa una pésima noticia para Macri, que en México no previó el triunfo de AMLO y terminó apostando tarde a construir un vínculo. Lo mismo parece que va a sucederle en Brasil, donde el macrismo no está tejiendo puentes con ninguno de los principales candidatos, especialmente con el del PT.
La relación del macrismo con el partido de Lula quedó muy dañada cuando la entonces canciller Susana Malcorra tardó apenas unos minutos en reconocer la presidencia de Michel Temer, cuando Dilma Rousseff acababa de ser destituida. Macri fue el primer mandatario en visitar a Temer.
Hoy, con un triunfo del PT como posibilidad concreta, esa apuesta parece haber sido un fracaso rutilante de la diplomacia de Macri. Otro más, si se recuerda la apuesta total a Hillary Clinton en Estados Unidos. Con el agravante de que ahora se trata del principal socio comercial de Argentina.
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