Ricardo Lorenzetti dejará después once años la presidencia de la Corte Suprema tras haber perdido una votación en la que intentó asegurarse un quinto perÃodo al frente del máximo tribunal, que a partir del 1º de octubre presidirá Carlos Rosenkrantz. Fue una derrota histórica que marca hasta que punto cayó en la consideración de sus pares el actual presidente del máximo tribunal de la Argentina.
El juez oriundo de Rafaela sufrió este martes un duro revés que marca el fin de una era en la Corte, que preside desde enero de 2007 y donde tenÃa mandato hasta 2019. Pero la derrota de hoy fue tan dura que ni siquiera terminará su mandato y a fin de mes le dejará su lugar a uno de los jueces nombrados por Mauricio Macri.
Según supo LPO, Lorenzetti llegó a la reunión semanal con la idea de asegurarse un nuevo mandato y lo planteó al comienzo de la acordada, que empezó a las 10.30 horas. Pero enseguida el eje integrado por Rosenkrantz y Horacio Rosatti le planteó que no estaba de acuerdo y comenzó una discusión casi inédita en esta Corte.
Fue la reunión más larga y áspera desde que el tribunal tiene esta conformación. Tras cuatro horas de debate, Lorenzetti tuvo que aceptar la derrota, consolidada tras un sorpresivo giro de Elena Highton de Nolasco, histórica aliada suya. La jueza, que permanecerá como vice del tribunal, le sacó el apoyo a Lorenzetti, que vio como se diluÃa la mayorÃa automática que conformaba junto a Juan Carlos Maqueda.
Esa mayorÃa automática no sólo le sirvió para mantenerse en su cargo sino también para sacar fallos clave. El cordobés fue el único que sostuvo hasta último momento su apoyo a Lorenzetti, que resignado terminó votando a Rosenkrantz como su sucesor. La votación terminó 4 a 1, con el solitario rechazo del dirigente peronista cordobés, en una muestra de lealtad total.
Fuentes al tanto de lo ocurrido comentaron a LPO que no ayudó a Lorenzetti las reuniones que venÃa manteniendo con gobernadores, jueces y senadores, en las que el magistrado analizaba el futuro polÃtico del paÃs y eventuales escenarios de crisis institucional. Algo de esto habrÃa llegado a oÃdos de Macri.
Tampoco se sentÃan cómodos en la Casa Rosada con la alianza que el presidente de la Corte Suprema habÃa sellado con el juez Claudio BonadÃo, que con su causa de los cuadernos complicó el futuro polÃtico de Cristina Kirchner, pero también le pegó cerca por varios lados a Macri.
La elección de Rosenkrantz es un triunfo para el Gobierno, que mantenÃa una relación de amor/odio con Lorenzetti y se inclinaba por el fundador del estudio Bouzat, Rosenkrantz & Asociados, que era empujado por Fabián "PepÃn" RodrÃguez Simón, uno de los cerebros judiciales de Macri y quien en su momento ideó la maniobra de designarlo por decreto.
Rosatti venÃa planteando hace tiempo las diferencias con su coprovinciano Lorenzetti, a quien le reprochaba el desprestigio que tiene la justicia y que la Corte no avanzó en reformas integrales del sistema ni en la lucha contra la corrupción. Contaba con el respaldo de Rosenkratz y por fuera del Palacio de Tribunales de Elisa Carrió, la enemiga pública número uno del rafaelino.
Sin embargo, el ex ministro de Justicia no pretendÃa quedarse con el cargo mayor. Según supo este medio, su idea es concentrarse en los fallos y la doctrina de la Corte, que sostiene que es muy zigzagueante. A Rosenkrantz le quedará el manejo del Poder Judicial, una fenomenal estructura. Totalmente alineado con Macri, le asegura asà a la Casa Rosada un resorte de poder extraordinario en momentos de fragilidad polÃtica.
Rosenkratz hace meses que comentaba en la intimidad que no le interesaba ser presidente de la Corte. Nadie que lo conociera bien se lo tomaba en serio. Ahora tendrá la oportunidad de impulsar un sistema similar al de la Corte de Estados Unidos que a principios de año define alrededor de setenta fallos a tratar en el año. Es el modelo que admira y que estudió en profundidad. Rosatti coincide con esa visión que busca asimilar a la Corte Suprema a un tribunal más de corte constitucional. Hoy la Corte Suprema funciona más como una tercera o cuarta instancia -si se considera a Casación- y acumula miles de juicios.
La caÃda de Lorenzetti es un hito para la Corte y consecuencia de un fuerte declive de su poder. Su gestión habÃa quedado muy manchada por las denuncias de corrupción que motorizó Elisa Carrió, que se quedó con las ganas de destituirlo mediante un juicio polÃtico que duerme en el Congreso.
Además de las denuncias de corrupción de Carrió (que lo obligaron a embanderarse en un tardÃo discurso de "mani pulite" en su última apertura del año judicial), el juez enfrentó en los últimos tiempos una delicada acusación por el accidente que terminó con la muerte de un joven en Rafaela y fue denunciado por censurar un libro en su contra. Asimismo, habÃa emprendido a través del CIJ que dirige la abogada MarÃa Bourdin, avances contra periodistas que publicaban informaciones "molestas".
Además, desde que Macri le traspasó a la Corte las escuchas telefónicas, Lorenzetti construyó un formidable aparato de inteligencia con cientos de empleados, que le permitió además extender su influencia sobre los estratégicos juzgados federales de Comodoro Py, otorgando cargos a protegidos de jueces y fiscales.
El fin de la era Lorenzetti lo tendrá ahora como un vocal más de la Corte, según hicieron trascender desde su entorno. Sin embargo, en la Justicia nadie lo imagina seriamente en ese lugar. Queda la incógnita de si cumplirá su viejo objetivo de lanzarse a la polÃtica, con la que tantas veces coqueteó.
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Clarin viejo y peludo. Falta la renuncia del papa y cartón lleno.
Yo en lugar de la ex presi ya estaría pidiendo asilo político en la embajada de Bolivia.