
Miguel Pichetto hizo eco de la presión de sus pares y firmó dictamen del proyecto para limitar los tarifazos de Diputados, pero al rato y ya lejos del Senado aclaró que el Gobierno aun puede negociar un final mejor con su bloque.
"El Congreso ha emitido un mensaje al Gobierno para que reflexione. Estuvimos esperando una semana una respuesta, una alternativa. No la hubo. Hay tiempo hasta el dÃa 30 que lo vamos a tratar en el recinto", dijo durante un acto junto a Juan Manuel Urtubey, donde ensayaron una posible fórmula presidencial.
El gobernador de Salta, justamente, habÃa acercado ayer a Mauricio Macri una propuesta alternativa a la ley anti tarifazos, que consistÃa en reducir el IVA a los servicios públicos. Cambiemos se la apropió en el plenario de comisiones, pero Pichetto se desentendió y firmó junto a la mayorÃa de los suyos y al kirchnerismo el dictamen del proyecto tal como vino de Diputados.
Si no lo hacÃa, sufrÃa una rebelión interna severa, igual o peor a la que soportó hace una semana cuando quiso postergar el plenario por tarifas para no sumarle problemas al Gobierno en plena corrida cambiaria. No lo logró.
En el oficialismo celebraban que cuatro senadores de su bloque firmaron en disidencia: Rodolfo Urtubey, Dalmacio Mera, Guillermo Snopek y Carlos EspÃnola. Pero aún deben trabajar para conseguir una mayorÃa el 30, porque a la fecha ninguno de ellos se imagina votando junto a Cambiemos y pagar el costo polÃtico como en la reforma previsional.
Equilibrista, esta tarde el rionegrino querÃa garantizar el dictamen contra el Gobierno como sea: sus asesores rastrearon a los senadores que faltaban y hasta fueron a buscar asu despacho a Urtubey para que al menos firme en disidencia. Un rato antes y en plena comisión, le habÃan pasado el manuscrito y lo rechazó.
Fue una de las tantas postales con las que esta tarde el Senado retrató el rÃo revuelto del peronismo, sin liderazgos pero con ansias de recuperar el protagonismo perdido.
Todos dejaron su huella. La tucumana Beatriz Mirkin levantó la voz contra los tarifazos junto a colegas kirchenristas como Anabel Fernández Sagasti; y el formoseño José Mayans llegó apurado por firmar, mientras su gobernador Gildo Insfrán era recibido por Mauricio Macri.
Por si faltaba algo, Cristina Kirchner estaba ansiosa por poner el gancho. Apareció temprano y con lentes negros junto a la ex senadora Virginia GarcÃa (cuñada de Máximo) y volvió una hora después, lapicera dorada en mano, cuando el dictamen ya estaba circulando.
Si hubiera una grieta del peronismo dialoguista cuando la ley se trate, la ex presidenta no tardará en aprovecharla, como ya hizo en la última sesión. "Es el único recinto donde los proyectos del oficialismo los presenta la oposición", los chicaneó.
Los problemas de Pichetto esconden un componente que en la Casa Rosada parecen decididos a ignorar: a la interna de los gobernadores, se suma que los senadores sin tutores en sus provincias no obedecen a ciegas al jefe de bloque, están cada vez más hostiles y en ningún despacho oficial se preocuparon alguna vez por contenerlos. Tal vez sea tarde.
El escenario está abierto. Aunque el dictamen de Diputados fue el que más firmas reunió, de nada sirve si Cambiemos logra en el recinto que una parte del peronismo dialoguista se pliegue al suyo, pero no será tan sencillo. Al menos dos de los cuatro que firmaron en disidencia decÃan esta noche estar dispuestos a aprobar en general la ley y esperarÃan el veto de Macri, si no llegaba una propuesta superadora.
No les convence el dictamen de Cambiemos porque no restringe la suba de tarifas a la variación salarial, eje del manuscrito aprobado en Diputados, que en su versión original también contemplaba la rebaja de IVA que ahora volvió con fuerza.
Si bien ese proyecto aún es defendido por gobernadores como el pampeano Carlos Verna y el tucumano Juan Manzur, hay un artÃculo que rechaza todo el peronismo puertas adentro: el que retrotrae tarifas a noviembre, sin un cálculo de cuanto perderÃan las distribuidoras locales.
Tampoco les simpatiza la continuidad de subsidios a Edenor, Edesur y Aysa, que prestan servicio en el área metropolitana pero son sostenidos por la Nación. O sea, el Gobierno tiene caminos para negociar si se lo propone y le queda una semana.
Necesita inmiscuirse en las múltiples internas peronistas y persuadir a gobernadores y legisladores, piezas claves para Macri si quiere cumplir con el ajuste que pide el FMI y garantizarse financiamiento hasta el final de su mandato.
De hecho, en Cambiemos ven la sombra de Christine Lagarde y en esta repentina obsesión de presidente por no vetar una ley de tarifas, un trámite que hasta hace unas semanas le parecÃa menor. "SerÃa una señal pésima para la negociación", sostienen.
Un dato de la tarde alteró a las espadas del oficialismo: pese a tanta exposición de interna, ningún peronista parecÃa incómodo viendo como el presidente no lograba dominar a gobernadores y legisladores con una sola botonera. Tal vez deba abrir más caminos de negociación. Y tenga nuevos problemas.
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