Los petroleros piden la salida del triunvirato de la CGT y la elección de un secretario general "fuerte" antes de marzo del año que viene.
Como explicó LPO, la CGT estalló en una interna tras el abrupto llamado a un paro general para el lunes al mediodÃa, cuando ni siquiera habÃa iniciado el tratamiento de la reforma previsional.
Se opuso a esa decisión la lÃnea dialoguista, liderada por José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), lÃder de los gremios de servicios ("Los gordos"); y Roberto Fernández (UTA), que garantizó el transporte y le restó peso a la medida de fuerza.
Ambos se desmarcaron del todo cuando vieron el despliegue de movimientos de izquierda en la plaza del Congreso, donde pronto se enfrenaron con la policÃa. La bronca de los gremios más dialoguistas, como Lingeri y Fernández, es también porque Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros, invitó a muchas de esas agrupaciones a un acto en plaza de mayo en agosto. Y no las quieren cerca, porque muchas les disputan las comisiones internas de sus sindicatos.
"Es evidente que no tenemos una cabeza... nadie maneja a nadie", se habÃa quejado Lingeri el lunes en un palazo a Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer. La tensión en la CGT aumentó ayer, cuando el metalúrgico Francisco "Barba" Gutiérrez renunció a la secretarÃa de Interior de la central obrera y pidió una nueva conducción en reemplazo del triunvirato.
Un poco más moderado, Antonio Cassia, titular del Sindicatos Unidos Petroleros e Hidrocarburiferos (Supeh), pidió "una CGT fuerte, representativa de los obreros y que reemplace el triunvirato por un secretario general fortalecido y representativo".
De todos modos, Cassia pidió "no acelerar los tiempos" y no elegir al conductor "en caliente y sobre el fin de año". "Hay que hablar con todos los sectores y consensuar cumpliendo los plazos necesarios", indicó.
Aunque en diálogo con LPO, Cassia señaló que esperan el "unicato", es decir, el nuevo secretario general, sea elegido entre fines de febrero y marzo.
Cassia, que representa a los trabajadores de YPF, viene trabajando por una reorganización de la central obrera que esté integrada por los gremios sin los movimientos sociales.
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Además, es un terrible error dejar afuera los movimientos sociales, justamente en un momento donde el número de trabajadores sindicalizados baja aquí y en todo el mundo como consecuencia de la automatización y las polìticas neoliberales. La izquierda criolla, a pesar de ser un epifenómeno de la pequeñoburguesía, se ha dado cuenta de eso y ha encontrado, por fin, su "sujeto de la revolución" en el Lumpenproletariat, esa masa andrajosa, sin trabajo, expulsada del sistema que a tipos como Cassia y Lingeri no les importa debido, justamente, a que no les aportan la cuota sindical.
A este tranco, el sistema va a consigue su ideal: de un lado, multitud de sindicatos de izquierda entreteniendo a las masas con revoluciones imposibles, y del otro, los patrones de estancia mal llamados de derecha, que toman café con los primeros y vacacionan en los mismos lugares.