Las elecciones de este domingo dispararon un debate sobre el nivel de participación de la sociedad en un sistema que consagró el voto voluntario. Los efectos de una participación que en el mejor de los casos podría rondar el 50 por ciento, fueron analizados con intensidad por las distintas fuerzas.

El consenso que incluso es respaldado a nivel académico es que a menor participación crecen las chances del candidato de centroderecha Sebatián Piñera. Rafael Pizarro Rodríguez de la Universidad Central, confirmó a LPO esta mirada: "A mayor nivel socioeconómico, mayor participación".

Si bien Piñera desborda al estilo de Macri los contornos electorales clásicos de la derecha -en las primarias de hecho motorizó una participación récord de más de un millón de personas-, lo cierto es que su coalición Chile Vamos crece en porcentajes de voto a medida que se sube en la pirámide social.

Alejandro, un chofer de Uber de Santiago que dialogó con LPO, confirmó el diagnóstico: "Yo vivo en Pudahuel, una comuna cercana al aeropuerto internacional de Santiago, que es en su gran mayoría un barrio de gente trabajadora de clase media y media baja. En mi familia y mi grupo de amigos, sólo dos vamos a votar. El resto opina y tiene sus preferencias, pero prefiere dejar que decidan otros".

En estas elecciones Chile estrenó además el cupo femenino y el sistema D´Hondt, lo que acaso si favorece una mejor representación política, aunque se trata de reformas al interior de un sistema económico concentrado muy consolidado.

El impacto sobre el ballotage

El gran rival de Piñera es el periodista y senador, Alejandro Guillier, que compite por la coalición oficialista Nueva Mayoría. En Chile se activa la doble vuelta para presidente si ninguno de los candidatos no llega al 50 por ciento de los votos. Por eso, la participación es clave para determinar si habrá o no triunfo de Piñera en primera vuelta y que perspectivas tendrá Guillier en un eventual ballotage.

"Si la votación ronda los 6 millones de votantes -sobre un total de 14 millones habilitados- Piñera seguramente va a terminar de presidente", explica Pizarro Rodríguez. "Guillier empieza a mejorar a partir de los 6,5 millones de votantes y si la elección llega a 8 millones, gana el ballotage", agrega el flamante director de la Escuela de Administración Pública de la Universidad Central, que realizó varios estudios sobre el tema de participación en las elecciones.

La segunda vuelta está prevista para el 17 de diciembre y según explica Pizarro Rodríguez, históricamente en los ballotage vota incluso menos gente que en la primera, porque se reducen los candidatos traccionando votos.

Pero el impacto del sistema voluntario no se detiene en el resultado. Esta característica modificó incluso el estilo de las campañas políticas en Chile. Los candidatos comenzaron a definir mensajes más orientados a determinados nichos electorales que los clásicos discursos globales, porque en definitiva la pelea se centra sobre alrededor de un 40 por ciento del electorado.

Concentración económica y democracia

La baja participación tiene además un efecto más profundo, que confirman los analistas: contribuye a mantener el actual status quo. No es un dato menor en un modelo que si bien contribuyó a disminuir la pobreza, mantiene los mayores índices de desigualdad social de los países de la OCDE junto a México.

Con un agravante de altísima concentración de la riqueza, que ha llevado a algunos autores como el periodista Daniel Matamala -autor de "Poderos Caballero, el peso del dinero en la política chilena"-, a definir a Chile como una plutocracia.

"En 2013 los ingresos de los 20 mayores grupos económicos de Chile sumaron 145 mil millones de dólares, equivalentes al 52,61% del PBI del país", señala Matamala, que destaca el efecto de consolidación de las elites que crea la existencia de grupos económicos que controlan las principales áreas rentables de una economía relativamente pequeña como la chilena y que además "están entrelazados", con participaciones accionarias cruzadas, en las principales empresas del país (ver recuadro). Lo notable es que como si se tratara de una aguja a medida que se sube en la pirámide la concentración de agudiza de manera exponencial.

Un diagnóstico que en diálogo con LPO compartió el candidato de centroizquierda Marco Enriquez-Ominami: "Cuatro bancos se lleven el 80 por ciento de las colocaciones bancarias, con utilidades anormales, ganan cuatro veces lo que prestan. El uno por ciento rico de Chile se lleva el 30 por ciento de la economía", subraya Ominami. Pero cuando se mira hacia adentro de ese 1 por ciento los resultados impactan: El 0,1 por ciento más rico de Chile controla nada menos que el 17,6% del PBI chileno. Y afinando más la mira, el 0,01% controla el 10,1% del PBI.

Se trata de una elite que integra Piñera, pero que contiene apellidos de mucho mayor peso económico que el ex presidente como los Luksic, Matte y y Angellini, posicionados en finanzas, minería, medios de comunicación, energía, pesca y forestación, entre otros resortes claves de la economía chilena.

"Chile no es una economía de mercado, es una economía de grupos, en la que grandes conglomerados extraen renta por medio de la concentración oligopólica", concluye en el libro de Matamala, el doctor en economía de la Universidad de Oxford, José Gabriel Palma.