Tras los anuncios políticos de Mauricio Macri, muchos economistas celebraron el sentido de la política económica delineada por el presidente, pero advirtieron sobre la necesidad de profundizar el ajuste ante la eventualidad de que se termine el financiamiento externo.
"Rescato que hay una interpelación a todos los sectores para ser más eficientes en el uso de los recursos. Miembros de todos los niveles de gobierno, empresarios y representantes de los trabajadores, todos para hacer más competitiva la economía", aseguró a LPO Rodrigo Álvarez, director de la consultora Analytica.
Dante Sica, director de Abeceb, coincidió: "Es importante que el gobierno haya convocado a todos los actores y es un hecho inédito en los últimos años", a la vez que afirmó que "buscar reformas basadas en consensos amplios es un camino poco transitado históricamente en la Argentina, más acostumbrada a liderazgos de diálogos escasos".
Para Álvarez, la ratificación del gradualismo como visión de mediano plazo y no como una imposición de ser un gobierno en minoría es un acierto. "Argentina no está preparada para avances tipo shock. No están dadas las condiciones sociales para ajustes de ese tipo y tampoco está preparado el mundo de la producción. Creo que avanzar de forma continua y de a poco es una mejor estrategia, como también creo que va a llevar más tiempo el proceso de baja de inflación que el que estima el Gobierno. Creo que esta gradualidad se va a ver en todas las variables macroeconómicas", consideró el economista con optimismo.
En esta línea, pero con menos optimismo, Diego Giacomini, director de Economía y Regiones, sostuvo "No espero mucho de las reformas estructurales". Según explicó, las reformas económicas son la reforma del Estado, la tributaria, la reforma laboral y la previsional. La primera implica la reducción del gasto público, que en su opinión no va a ser tal y eso condiciona a todas las demás.
"Como no va baja el gasto público, no puede bajar impuestos ni bajar la presión tributaria. Por el contrario, lo que va a hacer es cambiar la composición: en el área nacional, va a bajar las cargas patronales para favorecer la creación de empleo y para compensar va a crear el impuesto número 97, el impuesto a la resta financiera, porque los 96 impuestos que ya tenemos no son suficientes (sic), es decir que se fija una penalización al consumo y al ahorro para poder bajar el impuesto al empleo".
"Y en la esfera provincial anunciaron una baja de Ingresos Brutos pero que va a ser compensada con un aumento del impuesto inmobiliario. O sea, no hay baja de la presión tributaria que es lo que necesita la producción para ser competitiva", resumió el especialista.
"Lo que pasa es que es el ahorro el que financia la inversión y sin inversión, no se suma tecnología, no mejora la productividad, no se crea trabaja ni suben los salarios. Además gravar la renta financiera es gravar el crédito cuando el programa del Gobierno depende enormemente del crédito", destacó Giacomini.
En este punto coincidió Álvarez: "Prefiero hablar con mayores precisiones y aún faltan las medidas concretas, pero en términos generales cabe aclarar que Argentina ahorra 14 puntos de su PBI, cuando el promedio de América Latina ahorra el 17%, y 12 puntos del PBI lo perdemos por depreciación y amortización del stock de capital. Argentina necesita aumentar el ahorrar para dejar de depender del financiamiento externo; y en este sentido, castigar el ahorro interno con impuestos no es bueno".
"Muchas veces la clase política confunde el rol del mercado de capitales con la timba financiera. Y es muy grave que no entiendan que el mercado financiero es clave para que las empresas puedan financiar sus planes de inversión, como así también que no vean que la renta ya está gravada porque los capitales que se vuelcan al mercado son ahorros que provienen de actividades ya gravadas", agregó Álvarez a la vez que consideró que los trascendidos de una alícuota del 15% y pisos de 30.000 dólares son más leves que los que originariamente habían estado en estudio.
"Hoy el principal desafío es no ponerle palos, o arena, a la rueda del ahorro interno. Esta es una visión muy personal, pero creo que si alguna rueda necesita arena es el ahorro externo que viene al mercado para posicionarse en activos más de carácter especulativo de corto plazo. Me habría gustado que el Gobierno anunciara un marco macroprudencial en caso de una reversión del flujo de capitales. No es algo que vea en el corto plazo, pero sí como una posibilidad en el mediano plazo", sostuvo Álvarez sobre un probable fin del financiamiento externo.
También respecto de la reforma tributaria, Sica se refirió al trascendido de que el impuesto a las Ganancias podrá ser reducido en caso de que las empresas reinviertan sus utilidades. "Hay que tener en cuenta que Argentina es el único país del G20 que no redujo la presión específica de este impuesto en la última década", recordó.
De todos modos, como relató LPO, el punto clave de los anuncios de Macri -aunque "sin instrumentos"- es el reforma previsional y las medidas que aplicará hasta que esté la nueva Ley de Jubilaciones y Pensiones y que son de carácter urgente porque la Anses tiene casi 4 puntos del PBI del déficit.
Sobre este punto, Sica explicó que asumiendo que la fórmula jubilatoria se ajustara trimestralmente a la inflación y no por salarios y recaudación, el gobierno podría ahorrarse nada menos que $25.000 millones en 2018 por esta vía (0,2% del PIB) -aunque el Gobierno espera poder cuadruplicar esa cifra-, resolviendo un cuarto de la reducción de 0,8% del déficit previsto para el año próximo, y representando casi lo mismo que el ahorro en subsidios energéticos programado para el año próximo.
Al respecto, Giacomini opinó que: "Me parece que es necesario y correcto el cambio de la fórmula de actualización de las jubilaciones. Cuando fue creada en 2009, había 4 millones de jubilados y 10 millones de trabajadores en blanco. Hoy hay casi 8 millones y medio de jubilados y 10,2 millones de trabajadores en blanco y otros 5,7 millones en negro. Si la cantidad de aportantes es la misma y la cantidad de jubilados se duplicó, la fórmula no puede ser la misma. El sistema va rumbo a los 4 puntos del PIB de déficit. Está quebrado. Y por eso tampoco puede ser la misma la edad jubilatoria".
El último punto es la reforma laboral, sobre la cual Sica se mostró optimista pero Giacomini se permitió más reservas. Respecto del blanqueo laboral, Sica aseguró que: "Por un lado, tiende a corregir la terrible inequidad social que genera un sistema donde tenemos 25 a 30% de empleo informal. Se trata de igualar y mejorar la calidad del empleo para que los trabajadores puedan estar en blanco y tener cobertura social y a su vez, amplía la base tributaria".
No obstante, para Giacomini el hecho de que el avance de los acuerdos de productividad sean "sector por sector" atenta contra el éxito de la medida: "No creo que sea tan éxitosa porque en vez de una reforma amplia y homogénea que trate a todas las personas de la misma forma ante la ley, lo que es parte de la seguridad jurídica, el Gobierno apunta a hacer acuerdos de productividad sectoriales que acotan el éxito a aquellos sectores donde se logren mejores condiciones", consideró el economista.
