La agencia de noticias Reuters realizó una comparación entre el borrador del informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el glifosato y su versión definitiva. En esta investigación encontró que los estudios que no hallaban evidencia de efectos cancerÃgenos en animales fueron editados de la versión final y otras tergiversaciones por las cuales la OMS se niega a responder.
Esto es particularmente relevante en este momento, ya que la Unión Europea deberá a decidir si renueva el permiso para la utilización del herbicida a partir del primero de enero de 2018. Y, hasta ahora solo el informe del centro de estudios de la OMS afirma que es "posiblemente cancerÃgeno". Por el contrario, el resto de los organismos han evaluado que es de "baja toxicidad en seres humanos".
Esto complica a los productores agrÃcolas europeos, que se han manifestado para evitar quedarse fuera del mercado internacional, ya que no podrÃan competir con la agricultura de Estados Unidos, de Australia, de Brasil y de Argentina. Mientras tanto, la presión de los grupos ecologistas se hace cada vez más fuerte.
En realidad el informe fue redactado por el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), un organismo autárquico de la OMS con sede en Lyon, Francia. Cuando este organismo evaluó el glifosato, lo calificó como "posiblemente cancerÃgeno" en personas al clasificarlo como un carcinógeno del Grupo 2a. Las razones esgrimidas fueron que, de acuerdo a los expertos habÃa "evidencia suficiente" de su efecto carcinogénico en animales, pero "escasa evidencia" de que causara cáncer en personas.
A raÃz de esta evaluación, se desencadenaron litigios internacionales y demandas judiciales multimillonarias contra Monsanto por el herbicida de su célebre paquete Round Up. Por ejemplo, en California en este momento 184 personas demandan a la multinacional por causarles un linfoma con esta tecnologÃa basándose en el informe del IARC.
Por eso, el año pasado, un panel conjunto de la OMS y las Naciones Unidas estudió la potencialidad de que el glifosato en la comida causara cáncer a la gente y concluyó que es "poco probable que suponga un riesgo carcinogénico en humanos". La Autoridad de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea también sostuvo que los alimentos expuestos al glifosato son seguros para el consumo humano.
En este sentido, si los alimentos cultivados con glifosato son aprobados, pero el uso del herbicida es prohibido en la producción agrÃcola europea, se alterarÃa notoriamente el comercio internacional de alimentos, ya que los rindes por hectárea de la Unión Europea decrecerÃan sustancialmente.
De allà que el sesgo en la edición del borrador original del informe del IARC y que su opinión no sea acompañada por otros organismos llaman la atención. Una de las consecuencias de los cambios realizados al borrador es la remoción de "múltiples conclusiones cientÃficas" que no habÃan encontrado vÃnculos entre el glifosato y el cáncer en animales de laboratorio. Y otros cambios fueron la reversión de los resultados de un análisis estadÃstico y la edición de palabras que reforzaran la idea de que no se habÃan detectado crecimientos anormales en ratones de laboratorio en un estudio de la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos.
En total fueron diez los cambios que realizaron. Cada vez que un estudio relevado no hallaba relación entre el desarrollo de tumores y la exposición al glifosato, el vocabulario fue alterado para quitarle contundencia, denunció la investigación de Reuters Londres.
Desde el IARC recomendaron a los especialistas que participaron de la elaboración del informe no sentirse presionados a responder a la prensa por la decisión de editar el borrador con este sesgo en favor de las conclusiones afirmativas respecto del vÃnculo entre el herbicida y la actividad tumoral. Y tampoco dieron respuesta acerca de las alteraciones al documento. Solo informaron que el borrador era "confidencial" y "de naturaleza deliberativa".
Lo llamativo es que de todos los centros de investigación que han estudiado el glifosato, "el IARC es el único que ha declarado a la sustancia como un probable carcinógeno. Comparado con otros centros, el IARC ha divulgado muy poco acerca de su proceso de revisión", sostuvo Reuters a la vez que resaltó la transparencia de otros organismos como el de la división de pesticidas de la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos o la de la Unión Europea.
A esto, el IARC ha respondido que su grupo de cientÃficos es seleccionado por "su experiencia y la ausencia real o aparente de conflictos de interés". En este caso se trató de cientÃficos de 11 paÃses que deliberaron acerca de este y otros cuatro pesticidas durante una semana en 2015 tras "casi un año de análisis y preparación" que incluyó "un exhaustivo análisis de la última evidencia cientÃfica disponible".
No obstante, Reuters asegura que el presidente del IARC en junio pasado estaba al tanto de nuevos estudios que indican que no hay relación causal entre el glifosato y el cáncer, pero que decidió excluirse por no haber sido publicados. Pero incluso en caso de estudios publicados cuyos autores concluyeron que "no se observaron incrementos estadÃsticamente significativos en la incidencia de tumores", en el informe final del IARC estas conclusiones fueron alteradas al agregar que "El equipo de trabajo no es capaz de avaluar este estudio por la escasa información experimental provista por el artÃculo".
O peor aún, Reuters detectó que en dos casos en los que los autores de los experimentos cientÃficos originales no habÃan encontrado un vÃnculo estadÃsticamente significativo, estos artÃculos no fueron desestimados sino que sus conclusiones fueron tergiversadas y les atribuyeron significatividad estadÃstica.
Pese a que estas modificaciones no fueron justificadas, el informe del IARC tiene un peso especÃfico en la decisión de la Unión Europea -que probablemente se dé a conocer la semana próxima- acerca de la renovación de la licencia de venta para el herbicida en los 298 paÃses del bloque.
La polémica recrudece particularmente en las potencias agrÃcolas europeas. Por ejemplo, en Francia, las autoridades adelantaron que quieren que el glifosato sea prohibido. Pero esto ha generado protestas de los agricultores franceses, quienes argumentan que el herbicida es vital para su negocio ya que sin el paquete tecnológico no podrÃan competir con la producción granaria y de oleaginosas del resto del mundo.
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Este año la Natrional Scoience Foundation (USA) dijo los mismo.