Luis Caputo confirmó que en 2018 pedirá 30 mil millones de dólares de deuda externa y llegaría a 40 con la renovación de letras del tesoro (Letes) y las "Repro", las operaciones financieras utilizadas para acceder a mercados que alcanzarán otros 4200 millones en moneda estadounidense.

Durante su exposición en la Cámara de Diputados el ministro de Finanzas y el secretario de Hacienda Rodrigo Pena prometieron detallar el plan financiero en las próximas semanas, pero tuvieron que defenderse con números y argumentos de las críticas por los crecientes pasivos externos

En realidad, la oposición sólo hizo preguntas sin adjetivar pero Caputo se mostró, desde el inicio, fastidioso y casi a la defensiva, con frases preparadas para justificar su compulsiva salida a los mercados de deuda, cuestionada por opositores y "opinólogos", según definió.

Calmo, antes de despedirlo, el massista Marco Lavagna le arrancó datos duros: además de la nueva toma de deuda confirmada, Caputo admitió que el peso de los intereses escaló este año a 10% del presupuesto, fondos atados a múltiples variables internacionales como la cotización del dólar y pagados con recaudación en pesos. O con refinanciaciones, que no es otra cosa que emitir más y más intereses en billete verde. 

"Presentaron un proyecto de ley de responsabilidad fiscal pidiéndole a las provincias no endeudarse por más del 15% de sus gastos. Deberían dar el ejemplo", criticó el diputado del Frente Renovador.

Caputo había estado decidido a resistir y ratificar sus planes. "Las metas fiscales las vamos a cumplir siempre. Y en 2024 vamos a tener más inversión y un nivel de deuda de 36% puntos (del PBI), que es un nivel bajo", vaticinó, con una tensión no correspondida con los diputados, la mayoría muy relajados.

Antes de exhibir un powert point, miró a la sala y confirmó que el total de la deuda pública al 31 de agosto es de 302.700 millones de dólares, un 70% en títulos públicos.

Y la mitad de ese monto es "intra sector público", o sea, préstamos de organismos estatales como el Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS) del deficitario Anses.

"Si miramos deuda neta debemos mirar la del sector privado y organismos multilaterales, que está sujeta a financiamiento. La del sector público tiene riesgo de financiamiento cero", diferenció.

Curioso: su antecesor, Pablo López, secretario de finanzas en los últimos años de Cristina, solía relativizar el endeudamiento interno con argumentos parecidos. "Es sólo un manejo de nuestros activos y pasivos", dijo una vez en el Senado.

Caputo admitió luego que la deuda pública total alcanzará a fin de año 58.7% del PBI  (USD 317.000 millones) y la que importa será de 28.5% (USD 153.900 millones), bastante menos que los vecinos de la región. Insistió, como hace un año, en que hace falta aumentar el financiamiento en pesos, que sólo representa un 75% de los pasivos.

"Necesitamos revitalizar el mercado de capitales para que las pymes tengan otras fuentes de financiamiento, que le puedan competir a los Bancos", insistió. Por diferencias con la oposición, la ley del mercado de capitales duerme en la misma comisión que estaba exponiendo.

Así y todo, definió la deuda como la base de un "ordenamiento financiero" que permitió "un boom de créditos en el sector privado y en rubros como el hipotecario, que tiene un potencial enorme, o los préstamos a jubilados, ya sin tasas usurarias".

"Haber logrado bajar el costo de financiamiento al Estado y a las pymes es un beneficio inmediato a la competitividad", celebró.

Más calmo, Kicillof lo acusó de haber aumentado en 100 mil millones de dólares la deuda y le preguntó si el Banco Central ya había dilapidado 300 mil pesos por intereses de Lebac.

El ministro sólo respondió a la segunda acusación. "No es así, porque el Banco Central tiene otros activos, como las reservas en dólares, que con la suba de esa moneda aumentan", lo corrió. Federico Sturzenegger se defendió con los mismos argumentos en el Senado.

Consultados por Bossio, Caputo anticipó que resistirá una ley para informar cada toma de deuda al Congreso, congelada en la misma comisión que estaba exponiendo. "Para mi sería muy difícil porque las oportunidades salen rápido y debo tomar decisiones. Lo mismo para refinanciar las Letes", explicó. 

Obras y tarifas

La socialista Alicia Ciciliani, Bossio y Ziliotto citaron obras públicas del presupuesto de este año que nunca empezaron. "Hablan de ejecución plena porque algunas áreas las sobre ejecutaron y otras sub ejecutaron", le enrostró el ex jefe de Anses.

"La planillas de obras públicas tienen una vigencia de 2 años. Preferimos invertir en obras avanzadas", se escapó Dujovne.

El único oficialista que hizo preguntas fue el radical Luis Borsani y fue sobre el fideicomiso diseñado en la ley de presupuesto para ejecutar las obras bajo el programa de administración pública privada, el PPP, creado por ley hace un año pero con una implementación poco clara. "Habrá una bicameral para seguir los proyectos", traquilizó Caputo.

Los ministros evitaron hablar del tarifazos que preanuncia el presupuesto, al reducir el ítem de "servicios económicos", como se denomina a los subsidios. Kicillof especuló con subas de 1400% y de 50% en transporte. "Lo van a hablar los ministros", se escabulló Dujovne. Se refería a Guillermo Dietrich y Juan José Aranguren.

Nicolás Massot, jefe del bloque PRO, dejó abierta la posibilidad de tratar el presupuesto recién en diciembre, cuando el oficialismo engrose sus bloques de ambas Cámaras.

"Ni siquiera se alteraría los usos y costumbres. Hubo dos veces que el presupuesto se aprobó en diciembre: en 2005 y 2011. En ambas fue candidata la jefa de Axel Kicillof", recordó, en alusión a Cristina Kichner. Pero prometió que pronto habrá reuniones con funcionarios. No se sabe cuándo.