La planta de General Motors en esa ciudad mexicana como tablero decisivo del T-MEC. Un lobista con acceso directo al Salón Oval. |
El T-MEC supero una prueba de fuego la semana pasada cuando en la planta de General Motors en el estado de Guanajuato, se hizo una elección sindical que desplazó a la Confederación de Trabajadores de México, un sindicato históricamente ligado al Partido Revolucionario Institucional.
El gobierno demócrata ha puesto el foco en que se cumpla la libertad sindical en México - algo estipulado en el nuevo acuerdo trilateral reformado a pedido de Donald Trump -, como un camino para que en diversos sectores de la economÃa haya mejoras salariales y asà evitar la fuga de empleos de Estados Unidos. Este fue uno de los temas que abordó Kamala Harris en su reunión con Andrés Manuel López Obrador el pasado mes de junio.
El nuevo Tratado dice que los empleados del sector automotriz en México deben ganar 16 dólares la hora, igual que sucede en Estados Unidos. Actualmente el salario en México apenas alcanza, con prestaciones incluidas, los 4 dólares por hora.
La diferencia abismal radica, en gran medida, en la productividad y la tecnificación que se emplea a ambos lados de la frontera. En Estados Unidos se contemplan labores de innovación y desarrollo tecnológico mientras que en México son funciones de mano de obra.
Libertad sindical: la exigencia de Kamala a AMLO
Silao, sede central del proceso de fabricación del 70% de las pick ups que GM vende en todo el mundo, es un punto de encuentro para las respectivas ambiciones de López Obrador y Biden. El primero, aconsejado por su amigo el abogado laboralista Arturo Alcalde, quiere más democracia sindical en México y desplazar a los sindicatos del PRI. El segundo aspira, sin demasiados eufemismos, a que GM traslade parte de su operación mexicana a Estados Unidos.
En Estados Unidos los recursos de los sindicatos no provienen, como en gran parte de América Latina, del salario de los empleados sino de las utilidades de la empresa. Para el tejido sindical que apoya a Biden y a los demócratas un traslado de GM a su paÃs matricial resulta una oportunidad imperdible.
Todo este proceso es seguido muy de cerca por el lobista Jeff Richetti, que es hermano de Tom Richetti, amigo de Biden de toda la vida y un asesor senior de la actual Casa Blanca. Para entender: el despacho de Richetti está a tres metros del de su amigo, el presidente.
En julio de este año la periodista Julie Bykowicz reportó en The Wall Street Journal que desde que Biden ganó la candidatura demócrata en 2020 los negocios de la firma de Jeff Richetti comenzaron a florecer y asà pudo cuadruplicar su facturación habitual hasta llegar al millón y medio de dólares en tan solo un semestre. Y uno de los clientes predilectos es GM.
El volumen del negocio y un acceso privilegiado a la Casa Blanca cimentan el mantra que se reitera a lo largo del sector automotriz en México: GM no va a salir perdedora del proceso de democratización sindical. Si el nuevo sindicato cercano a AMLO insiste demasiado en los 16 dólares por hora simplemente se ejecutará un recorte contundente de la masa laboral en Silao, donde trabajan 5000 personas.
El otro camino para elevar los salarios serÃa que GM moviera parte de sus procesos de tecnificación de Estados Unidos hacia México. Justamente lo contrario a lo que piden los sindicatos cercanos a los demócratas y con el 2022 ya cerca, cuando esas organizaciones serán decisivas para que Biden ratifique su centralidad en la elección intermedia.
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