
El secretario de Estado Marco Rubio reemplazará a Mike Waltz como consejero de Seguridad Nacional, un movimiento inédito porque retendrá al mismo tiempo el Departamento de Estado.
Para el Gobierno mexicano es una jugada clave porque esperan que Rubio, a partir de los avances en el combate al fentanilo y una frontera más segura, logre moderar los impulsos arancelarios de Donald Trump que ponen en jaque el futuro del T-MEC: en la lógica del presidente, su polÃtica comercial hacia México está vinculada al área de seguridad y el cálculo es que Rubio tenga un papel que pueda aportar pragmatismo a la relación bilateral.
La conversación de este jueves por la mañana entre Claudia Sheinbaum y Trump dejo en evidencia, según quienes escucharon, que el presidente de Estados Unidos no tiene demasiado interés en moderar su guerra arancelaria. El pedido a México de reducir el déficit comercial fue enérgico e incluyó el comentario de que el rumbo elegido no se cambiará a pesar de las perdidas billonarias en Wall Street o la incipiente erosión del presidente en su base electoral.
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La presidenta, que ya habló al menos oficialmente, seis veces con Trump, asume cada vez más que el magnate quiere que el eje de su plan económico sean los aranceles y el proteccionismo por encima de la desregulación o una reforma fiscal contractiva. Como resumió en las últimas horas un exembajador mexicano en Washington: "Por ahora casi nada de Reagan y mucho de Miterrand ", en alusión a la economÃa planificada del expresidente francés.
Lo cierto es que la polÃtica comercial de la Casa Blanca está generando un mundo de influencias, excepciones y negocios que son un terreno fértil para consultoras de cabildeo, fondos de inversión y hasta grandes bancos, como Goldman Sachs, que les cobran a paÃses y empresas para ayudarlos a sortear el vendaval.
El producto que ofrecen es muy concreto: negociar plazos, conseguir excepciones a ciertos productos o rescatar algún tipo de alivio momentáneo, como los que anunció Trump esta semana para el sector automotriz.
El caso más prominente es el de Brian Ballard, que fue recaudador de fondos en la campaña presidencial de Trump y ahora asesora a varios ejecutivos mexicanos sobre el futuro de la polÃtica comercial. La exmano derecha de Ballard es la actual jefa de gabinete de la Casa Blanca Susie Wiles, que manejaba sus operaciones en Florida, donde supo tener entre sus principales clientes a empresarios cercanos al régimen de Nicolás Maduro.
Wiles, según mencionan en el entorno de Marcelo Ebrard, fue fundamental para lograr la pausa de 90 dÃas a la guerra arancelaria que Trump anunció en los jardines de la Casa Blanca a comienzos de abril.
Mientras tanto Ballard, según consigno recientemente el periodista Alex Rogers en el Financial Times, pasó de tener 21 clientes en el 2016 a contar, actualmente, con más de 200 y oficinas en Israel, TurquÃa y Arabia Saudita. Es evidente: su cercanÃa con el presidente le da ventaja sobre otros jugadores de ese mundo tan mÃnimo como lucrativo.
El formato económico de Trump está convirtiendo a Estados Unidos en un paÃs impredecible, caótico y en el cual las influencias son determinantes. Un estilo de democracia de baja intensidad más regida por el poder adquisitivo que por las reglas. En definitiva, lo que buena parte del Partido Republicano solÃa achacarle a China, el gran rival a superar.
El downgrade institucional va de la mano de una baterÃa de indicadores económicos a la baja que tienen su epicentro en un dólar cada vez más débil producto de la fuga de capitales y el refugio cada vez más recurrente en el efectivo, tal como señalara hace dos semanas el exsubgobernador de Banxico, Manuel Sánchez González en un editorial en El Financiero. Postales que remiten al desastre del 2008.
Mientras tanto, empresarios y gobiernos esperan que rindan las horas contratadas a Ballard para que Trump vuelva a ubicar a la primera economÃa del mundo en un sendero de mediana certidumbre y, fundamentalmente, con un plan económico más acorde al del primer mandato, donde el foco era desregular, achicar el Estado y quitar impuestos.
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