El almirante Rafael Ojeda Durán no quiere contratiempos una vez que abandone la conducción de la Secretaría de la Marina. Hace dos semanas, en un encuentro reservado en Washington, deslizó que el almirante Raymundo Morales Ángeles tiene todo su respaldo para sucederlo. Es el encargado del proyecto del Corredor Interoceánico y, lo que es fundamental, de evitar que haya demasiada presencia china en ese desarrollo que competirá con el canal de Panamá.
Tiene lógica: desde hace algunos meses Morales Ángeles cuenta con un lugar de privilegio en los actos protocolarios de la Marina que, para el resto de los oficiales, es tan súbito como su imparable ascenso dentro de la fuerza.
Morales Ángeles es ingeniero en Ciencias Navales, graduado con una mención honorífica. Cuenta con Maestrías en Seguridad Nacional y en Administración Naval, así como el Diplomado de Estado Mayor y las especialidades de Mando Naval y de Comunicaciones Navales.
En Estados Unidos realizó los cursos de Políticas y Estrategias de Defensa en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa, en la Universidad Nacional de Defensa, y los cursos para Oficial de Inspección y de Instructor en la Aplicación de la Leyes Marítimas, por la US. Coast Guard.
El almirante tiene un impulso adicional para su ambición de suceder a Ojeda: ya ha conversado, en dos ocasiones a solas, con Andrés Manuel López Obrador así como con otros integrantes de su núcleo familiar.
El Plan B del secretario es, por estas horas decisivas, según pudo conocer LPO, el almirante Alfredo Hernández Suárez. Jefe de Estado Mayor de la Armada, también ha comenzado a aparecer en diversos eventos con Ojeda y tiene buena llegada al vicealmirante Fernando Farias Laguna, sobrino del secretario y, tal como reveló el periodista Raymundo Riva Palacio, un oficial de enorme peso en la gestión actual.
Todo este cabildeo tiene una sola dirección: evitar que la futura presidente considere al almirante José Luis Vergara, enemistado con el grupo de Ojeda y actual agregado naval en la embajada mexicana de Nueva Delhi.
El primer movimiento fue hace quince días en Washington, donde el almirante - que secundaba las aspiraciones de Marcelo Ebrard en la interna morenista -, habló muy bien de Claudia Sheinbaum y de su futuro proceder económico. Un mensaje oportuno, cuando la inestabilidad en los mercados por el Plan C era un agobio para la transición.
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