El almirante Rafaél Ojeda Durán tuvo un fin de semana de protagonismo cuando se enfrentó al Poder Judicial al sostener que los jueces no facilitan el combate contra el crimen. En realidad lo que sucede al interior de Secretaría de la Marina es más complejo.

Ojeda estuvo más de un mes y medio aislado como consecuencia del Covid-19. En ese encierro fue que se comenzó a gestar la decisión de impulsar ciertas investigaciones internas en la Marina. Así el mes pasado fueron arrestado 30 marinos por presuntas violaciones a los Derechos Humanos en Tamaulipas.

Cuando ese giro tuvo lugar, el ex titular de la Marina, Vidal Soberón, le dijo mandó a decir a Ojeda, que en el sexenio anterior era su subalterno, que no estaba de acuerdo con esos arrestos por un accionar que tuvo lugar el sexenio anterior. La respuesta, según pudo conocer LPO, fue que también hay una investigación en curso sobre el propio Soberón y que la misma tiene que ver con su descomunal patrimonio.

Soberón y Ojeda forman parte de grupos distintos en la Marina mexicana. El primero intentó cerrar esa rivalidad al recomendar a Ojeda para el cargo al inicio del sexenio. Andrés Manuel López Obrador accedió, lo cual no hizo en Sedena. Pero ahora la tensión regresa.

Ojeda no está contento con ciertos asuntos que Soberón comenta en reuniones con oficiales y ex oficiales. Especialmente ciertos comentarios referidos al equipamiento y la compra de insumos en la Semar ya bajo la órbita de Durán.

Pero existe otro agregado: cuando Salvador Cienfuegos fue arrestado en California por decisión de la DEA, el general llamó a dos personas desde su incipiente cautiverio. A Luis Crescencio Sandoval y a Soberón. El episodio detonó la irritación del actual secretario.

La jugada de Ojeda encierra su riesgo. Soberón es un ex oficial condecorado en Estados Unidos y con fuertes nexos con el Pentágono y las agencias de inteligencia del país vecino.