El gobernador de Sinaloa Rubén Rocha se convierte, a cada semana que pasa, en un lastre mayor para el gobierno de Claudia Sheinbaum que busca frenar la violencia desatada en la entidad del PacÃfico a partir de la guerra entre las facciones del Cártel de Sinaloa.
Según mencionan a esta redacción desde el entorno presidencial, esta semana fue catastrófica para el gobernador que se mostró en eventos musicales cuando buena parte de la sociedad que gobierna vive aterrada y que, todavÃa, no puede comprobar que estuvo en California esta tarde fatÃdica de julio cuando tuvo el arresto de Ismael Zambada.
Rocha muestra bitácoras de vuelo y listas de pasajeros, pero no puede mostrar su pasaporte con el sello de la autoridad migratoria de EU. Tampoco tiene grabaciones de su persona llegando a un aeropuerto del paÃs vecino y tampoco le ha pedido al gobierno de EU que haga pública la información que confirmarÃa que efectivamente estuvo allà cuando cayó Zambada.
Ese manejo enciende las peores animosidades contra Rocha en la cúpula porque mientras su versión se desploma crece la de Zambada, o sea, que Rocha estuvo presente en la reunión en la cual él fue secuestrado y Héctor Melesio Cue ejecutado. Para el Gobierno, que intenta sumar puntos con la Casa Blanca a partir de la seguridad, un gobernador morenista en esa situación narrada por Zambada es un desastre. Especialmente si se considera que este viernes los fiscales de Nueva York pusieron sobre la mesa la posibilidad de que el capo sea condenado.
Otro detalle inquietante: el sobrino y chofer de Cue, Fausto Corrales, desaparecido desde el dÃa de la captura, se estarÃa comunicando desde la clandestinidad con algunas personas de la polÃtica de Sinaloa a las que les dice que, efectivamente, Rocha estaba en la reunión.
En paralelo, en la FiscalÃa General ya casi nadie cree en el supuesto video que muestra a Cue siendo asesinado en una gasolinera. Un montaje torpe y que ya se comenzó a derrumbar dÃas atrás, cuando el semanario Rio 12 se contactó con médicos que habrÃan asistido a Cue y dieron información que poco o nada tienen que ver con el video de la gasolinera.
Cuestiones de la trama que el gobernador no consigue controlar y lo empujan a un sendero de no retorno. Dos ejemplos muy evidentes en sujetos actualmente desaparecidos: el comandante de la policÃa sinaloense que era el supuesto jefe de los escoltas de Zambada y el piloto que llevó el avión hasta Texas. Al comandante lo busca su familia pero al piloto que aterrizó en El Paso nadie lo ha reclamado. Ese vuelo encierra buena parte del malestar de Andrés Manuel López Obrador con la administración demócrata. La presidente lo clarificó esta semana: la pausa con Ken Salazar no fue por la reforma judicial, fue por Sinaloa.
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