A finales de noviembre Mike Waltz, próximo secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, conversó con Jake Sullivan quien ostenta el cargo actualmente con Joe Biden. Fue un encuentro para comenzar a programar la transición hacia el 20 de enero y en el cuál, según dicen fuentes diplomáticas, Waltz esbozó los primeros trazos del discurso expansionista que hoy por hoy enarbola su jefe, Donald Trump.
Canadá, Groenlandia, el Canal de Panamá y ahora el Golfo de México. Todos potenciales objetivos de una narrativa que tiene la meta de ubicar a Estados Unidos como una potencia con capacidad de ampliar sus fronteras.
Según esta lógica que tiene su origen en el equipo de Waltz, China y Rusia han ampliado sus áreas de influencia en las últimas décadas mientras EU se dedicó a guerras perdidas como la de Afganistán o a defender a Europa. Bajo este entendimiento, Washington debe recuperar esa vocación intervencionista si quiere competir abiertamente contra sus adversarios.
Waltz, excongresista de Florida, tiene fuerte respaldo de James Blair, próximo director de PolÃtica de la Casa Blanca y quien el pasado martes estuvo con el hijo del próximo presidente, Donald Trump Jr., en Groenlandia de visita.
Waltz fue miembro de los Comités de Servicios Armados, Inteligencia y Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y cuenta con experiencia gubernamental previa como asesor de los exsecretarios de Defensa republicanos Donald Rumsfeld y Robert Gates.
Es uno de los legisladores republicanos que escribieron en agosto pasado una carta al Comité Noruego del Nobel para apoyar la nominación de la opositora venezolana MarÃa Corina Machado al Premio Nobel de la Paz.
Para México es una cuestión inquietante porque Waltz además cultiva la tesis de que EU solo debe involucrarse en guerras que pueda ganar. En ese horizonte aparece el combate a los Cárteles de las drogas y, por consecuencia, la necesidad de un mayor intervencionismo en territorio mexicano.
Cuando Trump habló de cambiar el nombre del Golfo de México por "Golfo de América", lo hizo con el habitual reclamo de la llegada de migrantes a la frontera. A las pocas horas la congresista republicana Marjorie Taylor Greene prometió presentar una iniciativa para cambiar el nombre del golfo en cuestión.
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