
En las últimas horas Donald Trump le dijo a la prensa que le recomendará a la fiscal general Pam Bondi enfocarse en los nexos de polÃticos mexicanos con el narcotráfico. El presidente comienza a transitar un terreno muy sensible para el futuro inmediato del Gobierno mexicano.
Lo que Trump no le dijo a la revista The Spectator, y que algunos funcionarios mexicanos escucharon esta semana en Washington, es que Pete Hegseth, actual secretario de la Defensa, está convencido de que el Ejército mexicano le oculta información a Claudia Sheinbaum, especialmente sobre destrucción de laboratorios del narco, números de trasiego, arrestos y, concretamente, que diversos generales bien ubicados en la Sedena protegen a polÃticos coludidos con el crimen organizado.
Otro detalle que es un tiro al corazón de la polÃtica de seguridad obradorista: al Pentágono no le gusta la Guardia Nacional y se lo dijeron esta semana al general Ricardo Trevilla. No solo es una cuestión técnica, sino que diversos integrantes de la corporación cargan con sospechas que no los habilitan en la guerra contra el narco que Hegseth pretende. Una guerra, a diferencia de las que suceden en otras geografÃas, que el secretario está convencido de que se puede ganar.
En Washington ya existe un mapa muy delineado del staff de seguridad mexicano y eso quedó en evidencia en las reuniones de estos dÃas: EU quiere operar con Omar GarcÃa Harfuch y con el almirante Raymundo Morales. Hegseth también sabe de las tensiones entre GarcÃa Harfuch y la Sedena, reveladas por esta redacción.
Por cierto: la filtración del Pentágono a The Wall Street Journal tiene mucho que ver con este cálculo de Hegseth. El mensaje de intervenir sobre suelo mexicano de modo unilateral busca presionar a los generales para que, si existe coordinación, esta sea con los actores que generan confianza en EU.
Hegseth conoce bien que GarcÃa Harfuch fue quien eligió a Trevilla para la conducción militar por sobre otros tres generales. Lo que no alcanza a dilucidar es porque Trevilla actúa como sino le debiera el cargo al secretario de Seguridad. No se lo puede culpar al expresentador de Fox News. En Palacio Nacional tampoco lo saben.
La intención de Trump de ir contra la polÃtica mexicana llega con buen timming, justo en la semana en la que Sheinbaum no pudo impulsar su primera reforma propia como presidenta, para evitar el nepotismo. El limite no vino de la oposición. Vino de su partido y concretamente de los aliados del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Nunca se dirá en voz alta pero la situación del combate a la narcopolÃtica envalentona al entorno presidencial mexicano que quiere fulminar a los aliados de López Obrador. Su hijo Andy López Beltrán lo deslizó en dÃas recientes: "Todos los que no nos quieren, están cerca de la presidenta pero no tienen peso polÃtico, y eso que no tienen lo buscan en EU".
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