El análisis se reitera en diversas geografÃas y va más allá de los colores polÃticos: los gobernadores respaldan la estrategia de seguridad de Omar GarcÃa Harfuch pero temen que el primer efecto de la misma sea una salida de masiva de elementos en policÃas municipales y corporaciones estatales.
El caso más reciente es el de Tabasco, epicentro del morenismo. En las últimas semanas han renunciado más de cien policÃas en una entidad que solÃa ser pacÃfica pero que ahora es un terreno de disputa para diversos grupos criminales que buscan utilizar a Tabasco como base para el negocio del tráfico de personas.
Las renuncias de elementos tendrÃan su explicación en que la nueva estrategia federal es más agresiva para con el crimen organizado y no solo disuasiva, como ocurrÃa en el sexenio anterior.
En el primer mes de administración de Claudia Sheinbaum ya tuvieron lugar tres enfrentamientos entre fuerzas federales y el crimen organizado. El saldo fue de más de 50 muertos.
GarcÃa Harfuch conoce la inquietud y en su staff avanzan en la creación de una fuerza especial que intervenga sobre territorios conflictos en los cuáles las fuerzas locales no estén bien equipadas o, en el peor de los escenarios, coludidas con el crimen.
Esta lÃnea de acción serÃa más urgente para el Gobierno que habilitar recursos federales para gasto de seguridad orientado a corporaciones estatales o locales.
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