Canadá quiere sacar a México del T-Mec. Sheinbaum viajó a RÃo sin una estrategia para enfrentar el reto de Trudeau. |
La presidenta Claudia Sheinbaum se encuentra en Rio de Janeiro para participar esta semana en la cumbre del G-20, que convoca a las economÃas más fuertes del mundo. HacÃa tiempo que un mandatario mexicano no se asomaba a reuniones internacionales, luego de seis años de aislamiento del expresidente Andrés Manuel López Obrador, cuya urticaria a ese tipo de eventos estaba asociado probablemente a sus complejos de inferioridad e incapacidad para manejar situaciones que no estaban bajo su control.
El viaje de Sheinbaum, sin embargo, no obedece a un proyecto estratégico para retomar los contactos internacionales. Aunque anticipó que hablarÃa sobre la construcción de la paz en el mundo con el medio ambiente y la disminución de la pobreza, que sugiere una lÃnea similar a la que sostenÃa López Obrador de mucha narrativa y poca sustancia, no es ni siquiera la razón por la cual viajó a Brasil. La razón fundamental de hacerlo fue en retroactividad a la presencia del presidente Luis Inazio Lula da Silva en su toma de posesión, cuando la invitó a la cumbre.
La forma como se decidió el viaje apenas hace unas tres semanas en que fue persuadida para hacerlo por sus colaboradores, reflejan que pese a tener una cosmogonÃa muy diferente a la de su predecesor, Sheinbaum no está interesada en la relación con el mundo y minimiza este tipo de encuentros que sirven principalmente para tomar contacto directo con sus contrapartes, y en especial en estos casos, con sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá.
Claudia se reúne con Trudeau para evitar golpes a México en la campaña electoral de Canadá
Su gobierno, como el anterior, están anclados en un mundo que existió hace más de 30 años, cuando las economÃas de los paÃses estaban cerradas, y no ven la importancia de algunos foros para fortalecer una relación directa que permita que en momentos crÃticos, puedan hablar directamente con sus contrapartes para desactivar un problema.
Un ejemplo lamentable de la visión corta de Sheinbaum y su gobierno, por el contexto difÃcil que vive México en materia comercial, se dio en la reunión de la APEC este fin de semana en Perú, donde estuvieron el presidente Joe Biden y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, asà como el presidente chino, Xi Jingpin, con quien se tienen fuertes vÃnculos comerciales, que son los que tienen a este paÃs en el centro de un fuerte diferendo entre las potencias económicas.
México envió a la APEC al subsecretario de Comercio Internacional de la SecretarÃa de EconomÃa, Luis Rosendo Gutiérrez, que es un financiero pero de la materia que le tienen encargada no sabe realmente nada. Su paso por Lima fue no solo intrascendente, sino irrelevante para enfrentar la andanada canadiense a favor de la exclusión de México del llamado T-MEC. No estaba siquiera en los niveles donde pudo haber intervenido para exponer la posición mexicana, ni tampoco reaccionó a los señalamientos canadienses.
El primer aviso lo dio el miércoles el premier de Ontario, la provincia más importante de Canadá, Doug Ford, cuando señaló que México estaba sirviendo de puerta trasera de productos chinos para entrar sin aranceles al mercado norteamericano, lo que debÃa ser frenado o, como preferÃa él, que fuera excluido del acuerdo comercial. Este fin de semana, la premier de Alberta, la provincia petrolera canadiense, Danielle Smith, dijo estar de acuerdo en sacar a México del tratado norteamericano porque "ha ido en una dirección diferente" a la de sus socios comerciales, que quieren una relación justa y que "México no está en posición de ser capaz de tenerla, especialmente por la inversión que tienen de China".
Trudeau fue interrogado el sábado en Lima sobre esta inconformidad creciente de los lÃderes polÃticos provinciales, y señaló que aunque México es un "socio sólido", era un tema que necesitaba ser planteado. De manera fortuita, porque no fue planeado de esa manera, Sheinbaum tendrá la oportunidad de hablarlo con Trudeau en Rio de Janeiro, donde está previsto que sostengan una reunión bilateral, que en las condiciones actuales, será la más importante de las siete que tiene previstas, pese a que dos de ellas serán con el primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, y con el primer ministro inglés, Keir Starmer, los cuarto y séptimo principales inversionistas en México.
La cancillerÃa mexicana está buscando un encuentro con Biden, pero solicitado de último minuto porque la presidenta no pensaba asistir, y sólo que haya una consideración extraordinaria de la Casa Blanca, no sucederá. Con Jingpin, ni siquiera hubo un intento de buscarla. No obstante, hay que reiterar que en el contexto actual, la reunión con Trudeau será la más relevante en términos estratégicos, porque los canadienses están sirviendo de cabeza de playa para el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que quiere revisar a fondo el T-MEC, sin descartar que pudiera pedir su cancelación.
El gobierno mexicano no ha mostrado preocupación real por lo que pudiera suceder con el acuerdo comercial, partiendo de la base, en términos económicos, pero ilusa en términos polÃticos, que ni a Estados Unidos ni a Canadá les beneficiarÃa. Es cierto lo que plantean, pero es irreal hablar como si las economÃas fueran simétricas. El desarrollo económico mexicano que pavimentó la victoria de López Obrador en la Presidencia y el segundo mandato del mismo proyecto bajo la conducción de Sheinbaum que acabaron con las crisis sexenales, se debe al acuerdo comercial norteamericano, que ha sido el motor del crecimiento nacional.
Desdeñar las señales de molestia que se están dando en Norteamérica con el 80% de las exportaciones mexicanas en esa región, no solo es un error, sino una tonterÃa que solo podrÃa ser explicada por la soberbia y la creencia que pueden chantajear a sus socios, lo que podrÃa ser catastrófico si las amenazas que empiezan a surgir, se concretaran.
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