Polanco, el bastión de la élite, se ha visto envuelto en una narrativa inesperada de violencia, donde el crimen ha logrado perforar el blindaje, transformándose en un "muro invisible", donde la alcaldía Miguel Hidalgo prometió instaurar la paz a través del programa "Blindar MH". Este proyecto se supone que sería un escudo protector, un parapeto en contra de la oleada de inseguridad, y que ha revelado sus grietas, permitiendo que la tempestad de la violencia e inseguridad se desate dentro de los muros de la demarcación.

El alcalde, Mauricio Tabe, vendió la imagen de una armadura forjada de estrategias de seguridad, una coraza de confianza para los residentes de Polanco. Sin embargo, bajo la dirección de Tabe, este escudo, lejos de ser impenetrable, ha demostrado ser más bien una "telaraña", -sin fuerza y frágil-, incapaz de detener las balas del crimen que cada vez se disparan con más frecuencia.

En la Plaza Miyana, lo que debía ser el refugio de la recreación, se convirtió en un campo de batalla. La ejecución de Jesús Pérez Alvear, conocido como "Chucho Pérez" (señalado como operador del CJNG), dentro del restaurante El Bajío, es el ejemplo actual de como "Blindar MH" no solo falló en proteger, sino que dejó expuestos a las balas a ciudadanos que pasaban una tarde agradable con sus familias, un trágico recordatorio de que el programa de blindaje es una mera ilusión.

El blindaje prometido no ha sido el soldado esperado, se ha transparentado ante la realidad, como un espectador pasivo ante la lucha en contra de la inseguridad. Este asesinato en particular enfatiza la ineficiencia del programa para prevenir crímenes -incluso en lugares públicos y concurridos-, evidenciando que el crimen organizado se ha vuelto una realidad en la vida diaria de la zona de Polanco.

Las calles de Polanco solían ser eslabones de seguridad y prosperidad, hoy se han transformado en corredores de sombras donde la violencia acecha llena de tragedia. Ni el tanque táctico "un Rhino" que costo millones a los vecinos ha sido un aliado ante la ola de violencia desatada en la Miguel Hidalgo.

Otro caso -trágico- es el asesinato de Manuel Beltrán Quintero, conocido como "El 8", cerca del emblemático Parque Lincoln -caray-, ha sido un golpe directo al corazón de Polanco. Este evento no solo subraya la audacia de los grupos criminales para operar a cualquier hora en una de las zonas -supuestamente- más vigiladas, sino que también expone la vulnerabilidad de "Blindar MH". La presencia de narcotráfico tan cerca de un símbolo de la cultura y ocio de Polanco es una señal alarmante de que la seguridad ha sido comprometida.

El antro República, en la avenida Masaryk, bajo la supuesta supervisión de la alcaldía, es otro ejemplo palpable de cómo la seguridad se ha vuelto un espejismo. Es una vergüenza -y doble-, no una, sino dos y más veces, este lugar ha sido escenario de violencia e inseguridad, dejando a la comunidad con la sensación de que la fiesta puede terminar en desgracia. El Caso de Iñigo Arenas, por ejemplo, marco un precedente de que la seguridad no está garantizada, ni siquiera en los lugares de entretenimiento más exclusivos; convirtiéndose Polanco, en un Castillo de puertas abiertas para la delincuencia.

Además, la intervención de la Policía capitalina en el Pubbelly -un famoso restobar-, también en Masaryk, donde se detuvo a siete individuos, resalta el uso de estos espacios de lujo como fachadas para actividades ilícitas frente a los ojos del alcalde. Esta acción policial, más allá de ser un triunfo, es un recordatorio de que la inseguridad se ha colado hasta en los rincones más selectos de Miguel Hidalgo, mostrando que "Blindar MH" no ha sido suficiente para mantener a raya a la delincuencia.

César Garrido y Marcela Gómez Zalce, bajo el mando y vigilancia de Tabe, son los generales que, han dirigido la estrategia fallida del blindaje, del "muro caído" en Polanco, que ha pasado de ser una promesa a una parodia, donde el escudo "existe" pero lleno de agujeros donde la inseguridad se ha colado fácilmente:

Marcela Gómez Zalce, encargada de la seguridad en Miguel Hidalgo -la guardiana ausente-, ha dejado que el crimen se infiltre como agua. Su responsabilidad en la implementación de "Blindar MH" ha sido más bien de ausencia que de acción efectiva.

César Garrido, como director de Jurídico y Gobierno -el estratega ineficaz-, ha sido incapaz de diseñar y ejecutar políticas en los centros de entretenimiento y recreación de la demarcación que pudieran fortalecer el blindaje. Su estrategia -si es que la hay-, ha sido tan fuerte como construir un "Castillo de Naipes" frente al viento.

Cuando miramos al espejo de la alcaldía, esperábamos ver el reflejo de un guardián, una figura imponente que protege a la ciudadanía. Sin embargo, lo que vemos es un reflejo distorsionado de la administración de Tabe, un liderazgo que ha fallado en su promesa de seguridad. Una imagen que se ha vuelto transparente ante la violencia. Polanco era considerada una fortaleza, pero sin vigilancia, hasta el castillo más sólido cae. El programa "Blindar MH" ha dejado las puertas abiertas de par en par, permitiendo que la inseguridad se instale.

Miguel Hidalgo necesita de nuevas estrategias robustas, políticas efectivas y una vigilancia real que no se quede en promesas, sino que se manifieste en acciones concretas. La ciudadanía no necesita más palabras vacías; Polanco necesita volver a ser un lugar seguro.

La estrategia a favor de la seguridad debe evolucionar, dejar de ser un nombre -blindar- para ser una realidad palpable. Basta con construir muros imaginarios, se necesita crearlos, fortalecerlos, y, sobre todo, asegurarse de que no sean meras ilusiones. Es el momento de convertir la metáfora en un verdadero compromiso con la paz y la seguridad de los miguelhidalguenses. La coordinación es la mejor estrategia.