En octubre Donald Trump será la estrella excluyente de la campaña republicana cuando solo quede un mes para las elecciones de medio termino. Así lo confirmaron a LPO desde el Partido Republicano. Agregaron que el ex presidente pondrá su eje en el sur Texas, Arizona, Georgia y Carolina del Norte, todos estados golpeados por el drama de la frontera sur y la inmigración descontrolada. También se esperan duras críticas al accionar del gobierno mexicano aunque, precisan, no habrá ataques individuales contra Andrés Manuel López Obrador.

Esto obedece a la lógica de que los votantes de AMLO en Estados Unidos, según asumen los republicanos, son personas de ingresos medios y medios bajos muy expuestas a la inseguridad y las penurias económicas, que son tópicos con los cuáles Trump va a redoblar sus ataques contra el presidente Joe Biden.

Trump se va a concentrar en estados de corte republicano pero va evitará aquellos distritos donde la competencia sea más pareja.

La frontera con México es, además, un elemento casi fundacional del trumpismo, que hizo toda la campaña del 2016 atacando la inmigración ilegal y cuyo primer viaje ya como presidente fue un acto en la frontera de Nuevo México con familiares de víctimas de la violencia, presuntamente ejercida por migrantes ilegales.

Trump y Biden son figuras antagónicas pero tienen un punto de fusión en que no concentran el liderazgo dentro de sus respectivos partidos. Decenas de candidatos republicanos a la Cámara de Representantes y al Senado escapan de la figura del ex presidente al considerarlo tóxico por el ataque al Capitolio del 6 de enero del 2021 y por los recientes allanamientos del FBI a su residencia en Florida. Para entender: Trump solo respalda 16 campañas a aspirantes en la Cámara de Representantes.

Con Biden sucede algo similar. Si bien los últimos datos de la economía lucen alentadores y muestran luz al final del tunel recesivo, generado por la salida de la pandemia y la guerra en Europa, a lo largo del país los candidatos demócratas hacen campaña sin Biden. Se observó el mes pasado en Ohio, Wisconsin y Maine, lugares que el presidente visitó pero donde los aspirantes a espacios legislativos optaron por la ausencia.

Para México se está configurando un escenario en el cual gana handicap el canciller Marcelo Ebrard, porque en un escenario de tensión con los dos partidos que dominan la vida pública estadounidense, Ebrard es quien mejor transita en ambos terrenos, especialmente con los republicanos, gracias a los buenos oficios de su antecesor Luis Videgaray.

Es notable porque este rasgo que le da una ventaja a Ebrard en la relación más estratégica que tiene México es un problema a nivel de la carrera doméstica: Adán Augusto López Hernández cuestiona internamente al canciller no tanto por su oficio con EU, sino por quienes son los instrumentadores de esa sintonía. Constituir a Ebrard como "el candidato de Washington" es un atajo para las preferencias del círculo presidencial.