Las cosas no le están saliendo bien al exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y desde hace algunos días se le ve muy irritado con el resultado de las directivas que recibió desde Palacio Nacional.

Primero intentó que unos de sus operadores más cercanos, César Yáñez, Subsecretario de Desarrollo Democrático, en la Segob, se quedase en su lugar, lo cual fracasó. Después, apostó por la permanencia de Alejandro Encinas, Subsecretario de Derechos Humanos, pero como "encargado de despacho" para poder regresar a Bucareli.

Pero este plan también se frustró cuando el pasado lunes Andrés Manuel López Obrador nombró como titular de esa dependencia a Luisa María Alcalde, funcionaria que estaba enemistada con él y que, además, es muy cercana a su acérrima competidora y "corcholata", Claudia Sheinbaum.

El nudo del problema: para Adán Augusto poder decir que seguía controlando la Segob era algo que le permitía que varios gobernadores acatarán sus instrucciones, dada la capacidad de gestión de la dependencia en diversas áreas del gobierno federal y en la Cámara de Diputados, desde donde se distribuye el presupuesto de estados y municipios.

Pero al darse cuenta los gobernadores que ahora Adán Augusto perdió la totalidad de su control en la Segob, se comienzan a detectar casos de distanciamientos. Y esto detona turbulencias en el comando electoral del tabasqueño.

Hay otras novedades inquietantes: dos áreas que le proveían de contactos empresariales para obtener recursos para su campaña cambiarán pronto de manos. Se trata de la Dirección General de Juegos y Sorteos de la Segob y de la Agencia Nacional de Aduanas, cuyos titulares son Manuel Marcué y Rafael Marín, respectivamente, quienes en los siguientes días serán relevados de sus cargos.

De hecho, Rafael Marín será propuesto ante el Congreso, el día de hoy, como representante permanente de México ante la Organización Mundial del Comercio, con lo que el fondeo de recursos tan amplio que traía Adán Augusto se va a reducir drásticamente.

En Segob se susurra que gracias a los fuertes apoyos económicos que recibía de esas dependencias, Adán Augusto tenía un amplio margen para publicar a diario a su favor miles de notas en periódicos, pintar cientos de bardas, contratar a futbolistas para comerciales en redes sociales y, desde luego, contratar espectaculares en los lugares más vistos de todo el país.

Justo por este "financiamiento" es que despreció los 5 millones de pesos que le aportaría su partido, Morena. Pero también está el hecho de que, de recibir estos recursos partidistas, hubiera sido fiscalizado por el Instituto Nacional Electoral (INE) y es justo lo que no quiere dada la magnitud de recursos que está usando para su campaña.

Un detalle adicional: a sus cercanos les dice que cuenta con el apoyo de la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, con lo que cualquier fiscalización, comenta a su entorno, será detenida.

Por eso, al sentirse protegido, se ha vuelto descuidado y la prensa nacional ha podido evidenciar -como lo hizo Grupo Reforma- los pagos que realiza a la gente que asiste a sus eventos.