El mandatario de Sonora quiere convertirse en un factor de poder en el proceso de sucesión. En los últimos días, según pudo saber LPO, se intensificó una operación para ungirlo como el más votado entre todos los congresistas de Morena. Así, se convertiría en el próximo presidente del Consejo Nacional, pero sobre todo en una figura central para la recta final de la carrera sucesoria. Algunos le llaman la "Operación Sonora".
Durazo empezó a pensar en su posicionamiento federal incluso antes de ganar su gubernatura. LPO reveló la construcción de su "liga de gobernadores del Pacífico", a través del financiamiento -con ayuda de grandes empresarios- en las campañas de otros candidatos de Morena. Así nació su liderazgo regional y la unidad con Marina del Pilar, Victor Castro, Miguel Ángel Navarro y Rubén Rocha.
El gobernador de Sonora ha enviado señales muy sinuosas en los últimos tiempos. Su relación con Ebrard era muy cercana en los tiempos que integraba el Gabinete. Ya como gobernador empezó a mostrar una cercanía extrema con Sheinbaum, pero más tarde también construyó un puente con Adán, al enviar a uno de sus operadores más cercanos a su war room: Jesús Valencia.
Los gobernadores aliados a Durazo -y al parecer también en Palacio Nacional- creen que el sonorense podría ser un garante de "piso parejo" frente a las dudas que impone el perfil de Mario Delgado, ya muy volcado en favor de Sheinbaum.
Quienes también buscan votos para ser electos como consejeros nacionales son Jesús Ramírez -el vocero presidencial- y Rafael "El Fisgón" Barajas, ambos enemistados con Adán Augusto, que busca ganar peso en las entrañas de Morena.
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