Existe un corrimiento en la operación política del PRI de cara a las contiendas estatales del 2022. Así como Alejandro Moreno Cárdenas dedica tiempo a elecciones donde el PRI corre en franca desventaja, como son los casos Oaxaca o Quintana Roo, el gobernador de Coahuila Miguel Ángel Riquelme está dedicado a la operación política en Durango y Tamaulipas, dos estados donde el piso parece ser más neutral.
Riquelme tiene sus motivos. En Tamaulipas tiene una amistad con Francisco Cabeza de Vaca, con quien inició la ahora extinta liga de gobernadores opositores a las 4T, e hizo todo lo necesario para que el PRI tamaulipeco se sostenga en la sociedad con el PAN y PRD bajo el principio aritmético de que las tres fuerzas unidas le pueden complicar el escenario a Américo Villarreal.
En Durango se trata de asegurar la gobernabilidad en la región de la Laguna, que es la zona más productiva de Coahuila y donde habita el poder económico del Estado. Torreón y Durango tiene una profunda interconexión comercial y para Riquelme es una buena noticia que el candidato del PRI se pueda imponer en dicha entidad.
Es notable. En los dos estados donde Riquelme juega existe una profunda división en Morena. En Tamaulipas, Villarreal no logra cicatrizar con Maki Ortíz, que tiene un liderazgo indiscutido en Reynosa, y que sigue cerca de la oposición con los incentivos de que su hijo pueda conservar la alcaldía fronteriza y de, presuntamente, poder ser la candidata al Senado por el panismo.
En Durango también existe una situación turbulenta entre la alcaldesa Marina Vitela y el senador José Ramón Enríquez cuya candidatura fue dada de baja desde la Sedena por supuestos vínculos inconfesables por parte del legislador.
Si Riquelme sale victorioso en estas contiendas gana un espacio considerable en el PRI y se posiciona hacia el 2023, cuando se define el destino de Coahuila. El movimiento es entendible: Riquelme quiere como sucesor al alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez y no que le impongan una candidata mujer para nombrar a un candidato hombre en el Edomex.
Quedar bien posicionado en Tamaulipas y Durango puede ser un negocio óptimo porque Riquelme queda del lado del triunfo mientras en la jornada electoral Alito y su compadre Alejandro Murat entregan Oaxaca a la 4T.
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