Un retorno de Napoléon Gómez Urrutía como senador pluri por Morena es una mala noticia para intereses como los de Germán Larrea Mota, Carlos Slim y Alberto Baillères, todos propietarios de firmas mineras que no temen tanto a la agitación sindical que pudiera generar el gremialista sino a sus contactos con las grandes mineras canadienses que operan en el país.   

El peso de estos empresarios hace que en Morena se discuta una estrategia que tendría por finalidad negociar en el Trife la caída de la candidatura de Gómez Urrutia. La maniobra estaría a cargo de Marcelo Ebrard que en paralelo negociaría con satélites del Gobierno la caída de la candidatura pluri de Miguel Angel Mancera.

De este modo, todo sería ganancia para Ebrard: Morena le hace un gesto a grandes empresarios y al mismo tiempo deja sin fueros a Mancera, de modo de poder impulsar investigaciones en su contra si AMLO gana la Presidencia.

Gómez Urrutia está al tanto de este movimiento y de hecho lo avalaría ya que el sindicalista no tiene demasiado interés en residir de modo permanente en México, tampoco quiere renunciar a su ciudadanía canadiense (como la ley mexicana se lo exige para ser senador) y además ya tiene una vida confortable en Vancouver. Gómez Urrutia quiere tener la libertad de poder ir y venir a México a su antojo y eso lo tendría asegurado con un gobierno morenista.

Mancera, en tanto, ya no contaría con líneas de comunicación directa hacia Los Pinos, como si ocurría durante la presencia de Osorio Chong en Bucareli. Incluso, algunos cercanos a Enrique Peña Nieto lo señalan por haberse plegado a Ricardo Anaya dentro del Frente. 

De algún modo, en el oficialismo existe  la misma sensación de despecho -traición, dicen ellos- que existe para con el queretano: en el Gobierno creen que Mancera recibió muchísimo apoyo para ahora andar de gira por el país hablando en algunos actos del caso Odebrecht.

Semanas atrás Ebrard estaba con AMLO -ahora que el "camionómetro" lo ubica entre los preferidos del tabasqueño- y ambos coincidieron con Mancera en un restaurante. Por supuesto, se fueron cada uno por su lado sin siquiera saludarse, tal como fue captado por medios periodísticos. No es ningún secreto las acusaciones cruzadas que persisten en esa relación.