No gustaron en el entorno presidencial las críticas que Marcelo Ebrard lanzó ayer miércoles por la eliminación del seleccionado mexicano. El canciller criticó el juego del "Tri" y lo catalogó de "mediocre", algo que no gustó en Palacio Nacional primero porque opinó antes que Andrés Manuel López Obrador, segundo porque se entiende que lo hizo con tintes electoralistas y tercero porque evitó, de modo calculado, cualquier señalamiento a la Federación, donde hay ejecutivos que avalan su proyecto presidencial.

A modo de toma de distancia, hoy jueves el presidente hizo el juego opuesto y preservó a los jugadores y al cuerpo técnico para poner el acento en la dirigencia deportiva y pedir que hagan un mayor desarrollo del deporte con recursos privados.

López Obrador no tiene una gran conexión con el fútbol pero asume como un error garrafal que el propio gobierno ataque a los jugadores que representaron al país.

Ebrard atraviesa una semana compleja desde la marcha del pasado domingo donde fue agredido por manifestantes. En su entorno insisten en que ese fue un movimiento del vocero Jesús Ramírez, que López Obrador lo sabe y que no hace nada para que esos eventos no se vuelvan a reiterar.

Se aceleran los mensajes para con Ebrard que indican que no será candidato aunque el grueso de su entorno insiste en que el tema no está decidido y que el año que viene dejará su cargo para recorrer el país y buscar la candidatura.