La situación venezolana es seguida con cautela en Palacio Nacional y de ahí tanto el mensaje calculado de Andrés Manuel López Obrador de este lunes por la mañana como el saludo mesurado de la canciller Alicia Bárcena, quien tiene cierta debilidad por el régimen de Nicolás Maduro pero, debe decirse, se contuvo en su entusiasmo habitual.

Para el gobierno que se va - y especialmente para el que viene - los acontecimientos de las próximas horas pueden encerrar una tormenta perfecta: si se hace evidente que la elección fue fraudulenta, Venezuela va a ser sometida a un mayor aislacionismo y a una batería de sanciones económicas que pueden generar un descontrol migratorio hacia la frontera de México con Estados Unidos. Si Donald Trump llegara a la Casa Blanca en noviembre el escenario puede ser dramático. No es un secreto: el candidato está rodeado de halcones que quieren hacer una operación militar en Venezuela.

Si bien actualmente el flujo de personas hacia la frontera luce contenido, en el pasado mes de diciembre ese número trepó hasta las 10 mil personas diarias. Haitianos y venezolanos encabezaron esa estadística lamentable.

Una clave que mencionan en Palacio Nacional es la presencia de Chevron en Venezuela, que opera con la estatal PDVSA y tiene permiso para esto de Washington. Pregunta ineludible: ¿Acaso esta empresa, cuyos altos ejecutivos tienen llegada directa a Trump, podrían contener a un eventual gobierno del magnate?

El presidente guarda un equilibrio notable: parte de su entorno directo, como el vocero Jesús Ramírez o el monero Rafael Barajas, quisieran que este proclamara el triunfo de Maduro pero López Obrador no quiere que Caracas sea un motivo de trifulca con Washington, menos en este momento, cuando el clima está enrarecido por el arresto de Ismael Zambada.

Existe además un factor personal: López Obrador no avala que Maduro tenga a tantos opositores proscriptos. Para el presidente el valor que tenía Hugo Chávez era que competía abiertamente con los opositores. Maduro, en cambio, los encarcela o los expulsa del país.

En el equipo de transición, por otra parte, todo lo referido a Maduro genera rechazo. Allí el modelo a seguir es el del presidente Gabriel Boric, que tardó apenas unas horas en decir que los resultados de la contienda no son creíbles.