"Te lo voy a decir sencillo, los demócratas se quieren chingar a México y los republicanos invadirlo", afirma un importante funcionario del Departamento de Estado a su interlocutor mexicano, hombre del poder permanente. La pregunta obvia era: ¿Qué le conviene a México que gane Kamala o Trump?.

El motivo de la furia del establishment de Washington con México es la crisis de salud pública que sufren por el fentanilo que causa unas 100 mil muertes por año. En DC están convencidos que se trata de una operación de desgaste de China que busca quebrar la autoestima de Estados Unidos pintándolos como una nación de adictos, como hizo Inglaterra con la propia China en la crisis del opio.

La mira de Washington apunta al régimen comunista porque como sostiene el último informe de la DEA, los carteles mexicanos se ven hoy subordinados a una operación mayor orquestada por China que provee los precursores para fabricarlos. Precursores que llegan a México, como tuvo que terminan aceptando López Obrador luego de negarlo por años.

Este análisis del deep state norteamericano impactó como una bomba entre los líderes del narco mexicano, que se dividen entre los que quieren seguir con un negocio super rentable y los más prudentes que creen que quedar en el medio de una disputa geopolítica entre Estados Unidos y China los equipara a ISIS o cualquier otra organización terrorista frente a la potencia del norte.

AMLO declara "pausa" en la relación con EU y Canadá por sus dichos contra la reforma judicial

"¿Cuánto falta para que alguien en Washington autorice descargar un dron sobre una reunión de capos en territorio mexicano? Ya mandaron una señal fuerte con el secuestro del Mayo", se pregunta uno de los hombres que mejor conoce las agencias de seguridad a ambos lados de la frontera.

Te lo voy a decir sencillo, los demócratas se quieren chingar a México y los republicanos invadirlo.

La retórica contra Estados Unidos de AMLO, las tensiones sobre el tratado de libre comercio, la reforma judicial y pleitos como el que abrió el secuestro del Mayo, no contribuyen a mejorar el clima.

Un dilema para nada sencillo espera a la presidenta Sheinbaum. La inversión de China en México crece a niveles importantes, basta ver el despliegue de sus marcas de autos, pero también las incursiones en áreas claves como infraestructura y energía. Compiten bajo las reglas del mercado y ganan por precio. Y tienen fondos casi ilimitados. No es fácil rechazar inversiones en un mundo donde no sobran.

El presidente de China, Xi Jinping.

AP

Un ejemplo del nivel de tensión que esta situación genera. El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, le pasó al gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, un mensaje inquietante: "Te tengo que avisar que los chinos quieren instalar una fábrica de autos en tu estado. Yo te recomiendo que no la aceptes".

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Estados Unidos tiene dos mecanismos muy contundentes para presionar al gobierno de México. Los casos de corrupción y vínculos con el crimen organizado y el tratado de libre comercio. No parece casual que en el pico de las tensiones hayan aparecido legisladores republicanos reclamando expulsar a México del TLCAN. "Sería el final del México que conocemos, pasaríamos a ser otro Estado de Centroamérica. El 80% de nuestra economía está vinculada a Estados Unidos", afirma un ex funcionario acostumbrado a negociar con pares del otro lado de la frontera.

El mito sobre el grado de injerencia de la CIA u otras agencias norteamericanas detrás de los grandes escándalos políticos de México tampoco son novedad. "Los escándalos de corrupción de Peña Nieto empezaron a surgir después que Videgaray acordó una gran venta de petróleo a China", recuerda el ex funcionario.

Como sea esta claro que quiera o no, México se ha convertido en un escenario crítico de la disputa geopolítica de las dos super potencias que quedan en pie parece inevitable que esa tensión se traslade al gabinete de la presidenta Sheinbaum.